EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 31 de mayo de 2012

UNA VISITA TRASCENDENTE


“El Evangelio de Hoy”:  Lucas 9, 11b-17

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»          
Y dijo María: 
«Alaba mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,         por eso desde ahora todas las           generaciones me llamarán bienaventurada,  porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.     
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.           
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.     

A los hambrientos colmó de bienes
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia 
-como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»    
María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa.
  Palabra del Señor.

Reflexión
Hoy, fiesta de la visitación de Nuestra Señora, el evangelio habla de la visita de María a su prima Isabel. Cuando Lucas habla de María, él piensa en las comunidades de su tiempo que vivían dispersas por las ciudades del Imperio Romano y les ofrece en María un modelo de cómo deben relacionarse con la Palabra de Dios. Una vez, al oír hablar a Jesús, una mujer exclamó: "Feliz la que te dio a luz y felices los pechos que te amamantaron”. Elogió a la madre de Jesús. Inmediatamente, Jesús respondió: "¡Felices los que escuchan la palabra de Dios y la observan!".  María es el modelo de comunidad fiel que sabe escuchar y practicar la Palabra de Dios.

Al describir la visita de María a Isabel, enseña qué deben hacer las comunidades para transformar la visita de Dios en servicio a los hermanos y a las hermanas.
María sale para visitar a Isabel. Lucas acentúa la prontitud de María en atender las exigencias de la Palabra de Dios. Isabel representa el Antiguo Testamento que termina. María, el Nuevo que empieza. El Antiguo Testamento acoge el Nuevo con gratitud y confianza, reconociendo en él el don gratuito de Dios que viene a realizar y completar toda la expectativa de la gente. En el encuentro de las dos mujeres se manifiesta el don del Espíritu que hace saltar al niño en el seno de Isabel. La Buena Nueva de Dios revela su presencia en una de las cosas más comunes de la vida humana: dos mujeres de casa visitándose para ayudarse. Visita, alegría, embarazo, niños, ayuda mutua, casa, familia: es aquí donde Lucas quiere que las comunidades perciban y descubran la presencia del Reino.

El cántico de María enseña cómo se debe cantar y rezar. María empieza proclamando la mutación que ha acontecido en su propia vida bajo la mirada amorosa de Dios, lleno de misericordia. Por esto canta feliz: "Se alegra mi alma en Dios, mi Salvador". En seguida canta la fidelidad de Dios para con su pueblo y proclama el cambio que el brazo del estaba realizando a favor de los pobres y de los hambrientos. Esta es la fuerza salvadora de Dios que hace cambiar las cosas: dispersa a los orgullosos, destrona a los poderosos y eleva a los humildes, manda a los ricos con las manos vacías y llena de bienes a los hambrientos.  Al final recuerda que todo esto es expresión de la misericordia de Dios para con su pueblo y expresión de su fidelidad a las promesas hechas a Abrahán.

miércoles, 30 de mayo de 2012

SERVIR Y DAR LA VIDA


 “El  Evangelio de Hoy”: Marcos 10,32-45

Lectura del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: "Miren, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará."
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: "Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir." Les preguntó: "¿Qué quieren que haga por ustedes?" Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda." Jesús replicó: "No saben lo que piden, ¿son capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizarse con el bautismo con que yo me voy a bautizar?" Contestaron: "Lo somos." Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber lo beberán, y se bautizarán con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado."
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Saben que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Ustedes, nada de eso: el que quiera ser grande, sea su servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos."  Palabra del Señor.

Reflexión

Si Jesús no ha venido para que le sirvan, sino para dar la vida en rescate por todos, ese también es nuestro destino, dar la vida día a día por el bien de todos y todas. El destino que Jesús elige y el estilo de vida de sus discípulos parecen dos realidades distintas y distantes, pero están indisolublemente ligadas. Jesús quiere servir a todos y todas sin prejuicios ni distinciones, los discípulos buscan reconocimientos, poder, influencias.

Jesús no actúa por capricho personal, sino como parte de la voluntad de su Padre que busca la reconciliación del mundo por medio de la eliminación de las diferencias que enemistan a las personas entre sí: judíos y paganos, pobres y ricos, sabios e ignorantes, puros e impuros. Jesús quiere comunicar su verdad en Jerusalén, en un lugar en el que puede ser escuchado, aunque esa decisión comporta riesgos mortales. Ese riesgo se corre con gusto como una misión trascendente y definitiva.

Todos  los discípulos se indignan contra los dos que quieren los puestos principales y rivalizan entre sí por el poder de dominación. Sin embargo, Jesús les ha enseñado a realizar la justicia por medio del amor solidario, lo que exige renunciar efectivamente a las pretensiones de poder y de dominio. Jesús asume un destino de reconciliación entre los seres humanos que requiere un nuevo estilo de vida, en total ruptura con las expectativas de control, riqueza y fama, tan apreciadas en esa época como en la nuestra. – ¿Y nosotros qué elegimos? Pidamos al Señor que nos regale su Espíritu para poder discernir y realizar la voluntad de Dios.

martes, 29 de mayo de 2012

MUCHOS ÚLTIMOS SERÁN PRIMEROS


« El Evangelio de Hoy »: Marcos 10,28-31

Lectura del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Les aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros."        Palabra del Señor.


Reflexión

Fijémonos bien que El Evangelio de Hoy habla de dejar por el Evangelio y no por cualquier otra cosa. A veces tenemos la  sensación de que la vida cristiana es un asunto de dejar y no de acoger. Personalmente creo que el acento hay que ponerlo en el acoger el Evangelio, acoger la propuesta de Jesús, su modo de ser, sus actitudes frente a las personas, su acercamiento a los necesitados y su manera de vivir de cara a Dios y sus realidades. El dejar cosas y personas es secundario, es consecuencia de acoger lo que creemos esencial, importante y valioso. Acogemos lo que sentimos que nos realiza como persona y nos proyecta hacia la plenitud. Sólo se deja lo que estorba, contradice y aplaza nuestros proyectos vitales.

Con su pregunta Pedro quizás quiere oír de Jesús un anuncio de premios y privilegios futuros por sus actos de desprendimientos como discípulos, pero la respuesta de Jesús se orienta en otra dirección: es  necesario trabajar en el mundo presente para cambiar las condiciones del mundo futuro. Nosotros nos maravillamos de las tecnologías de nuestra época, pero no nos damos cuenta de que son el producto de muchos esfuerzos y sacrificios de épocas anteriores. También consideramos óptima nuestra vida en comparación de la esclavitud de la Antigüedad o de la servidumbre en la Edad Media, pero no nos damos cuenta de que este estilo de vida exigió la lucha y el sacrificio de muchas generaciones de obreros y empleados. Jesús nos pide descubrir qué nos ofrece el mundo presente y qué tendríamos que hacer para hacer posible una vida digna en el mundo futuro.

La vida asumida según el evangelio hará posible que se den las condiciones que el mismo Evangelio describe como presencia del Reino de Dios, justicia, fraternidad, verdad… esto hará desaparecer la vergonzosa desigualdad que se vive en  nuestro mundo. De manera que vivamos el Evangelio, no buscando cumplir con unas normas y prohibiciones sino como una manera de forjar el futuro que Dios quiere para toda la humanidad. Asumamos el amor, la justicia, la fraternidad; o como diría San Agustín, “amas y haz lo que quieras”.

lunes, 28 de mayo de 2012

UNA COSA TE FALTA


 “El Evangelio de Hoy”: Marcos 10,17-27

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre." Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño." Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme." A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!" Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo." Palabra del Señor.

Reflexión

En el Evangelio de hoy se muestra a un hombre rico preocupado por heredar salvación. De algún modo, a todos y a todas nos preocupa este tema, aunque hoy no se hable mucho de eso.  Al oír la recomendación de Jesús, el joven se marchó entristecido. Luego Jesús les habla a los discípulos de lo difícil, que es para los ricos, entrar en el Reino, pues para ello tendrán que renunciar al dios-dinero como prueba de que quieren seguir al único Dios verdadero, que se define como amor sin límites.

Ser rico y cristiano resulta muy difícil. Los discípulos no entienden el asunto y se preguntan, ¿quién podrá salvarse? No creen que sea posible la subsistencia material del Grupo sin el apoyo de la riqueza material de algunos de sus miembros. Jesús zanja la cuestión diciendo que "lo que es humanamente imposible, no es imposible para Dios." Con Dios será posible el amor solidario de los miembros de la comunidad, que proveerán de lo necesario a cada uno de los miembros, que lo necesiten. Se trata de estar dispuesto a dejarlo todo, perderlo todo, para ganarle.  

Hoy tenemos el mismo desafío. Nuestras iglesias, comunidades o grupos cristianos por más que sean pobres, pequeños y frágiles, pueden ayudar a aliviar el dolor, que han dejado todo atrás. Y no sólo para ofrecerles un techo o un plato de comida. Esto es importante pero es más importante ofrecerles afecto y fraternidad de modo que se sientan acogidos por una red de manos amigas.  Juan José Palomino

domingo, 27 de mayo de 2012

RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO


“El Evangelio de Hoy”: Juan 20,19-23

Lectura del santo evangelio según san Juan:

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a ustedes." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos."  Palabra del Señor.

Reflexión Invitada: “RECIBAN EL ESPÍRITU”
Poco a poco, vamos aprendiendo a vivir sin interioridad. Ya no necesitamos estar en contacto con lo mejor que hay dentro de nosotros. Nos basta con vivir entretenidos. Nos contentamos con funcionar sin alma y alimentarnos solo de pan. No queremos exponernos a buscar la verdad. Ven Espíritu Santo y libéranos del vacío interior.
Ya sabemos vivir sin raíces y sin metas. Nos basta con dejarnos programar desde fuera. Nos movemos y agitamos sin cesar, pero no sabemos qué queremos ni hacia dónde vamos. Estamos cada vez mejor informados, pero nos sentimos más perdidos que nunca. Ven Espíritu Santo y libéranos de la desorientación.
Apenas nos interesan ya las grandes cuestiones de la existencia. No nos preocupa quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida. Nos hemos hecho más escépticos pero también más frágiles e inseguros. Queremos ser inteligentes y lúcidos. ¿Por qué no encontramos sosiego y paz? ¿Por qué nos visita tanto la tristeza? Ven Espíritu Santo y libéranos de la oscuridad interior.
Queremos vivir más, vivir mejor, vivir más tiempo, pero ¿vivir qué? Queremos sentirnos bien, sentirnos mejor, pero ¿sentir qué? Buscamos disfrutar intensamente de la vida, sacarle el máximo jugo, pero no nos contentamos solo con pasarlo bien. Hacemos lo que nos apetece. Apenas hay prohibiciones ni terrenos vedados. ¿Por qué queremos algo diferente? Ven Espíritu Santo y enséñanos a vivir.
Queremos ser libres e independientes, y nos encontramos cada vez más solos. Necesitamos vivir y nos encerramos en nuestro pequeño mundo, a veces tan aburrido. Necesitamos sentirnos queridos y no sabemos crear contactos vivos y amistosos. Al sexo le llamamos “amor” y al placer “felicidad”, pero ¿quién saciará nuestra sed? Ven Espíritu Santo y enséñanos a amar.
En nuestra vida ya no hay sitio para Dios. Su presencia ha quedado reprimida o atrofiada dentro de nosotros. Llenos de ruidos por dentro, ya no podemos escuchar su voz. Volcados en mil deseos y sensaciones, no acertamos a percibir su cercanía. Sabemos hablar con todos menos con él. Hemos aprendido a vivir de espaldas al Misterio. Ven Espíritu Santo y enséñanos a creer.
Creyentes y no creyentes, poco creyentes y malos creyentes, así peregrinamos todos muchas veces por la vida. En la fiesta cristiana del Espíritu Santo a todos nos dice Jesús lo que un día dijo a sus discípulos exhalando sobre ellos su aliento: “Recibid el Espíritu Santo”. Ese Espíritu que sostiene nuestras pobres vidas y alienta nuestra débil fe puede penetrar en nosotros por caminos que solo él conoce. José Antonio Pagola.

sábado, 26 de mayo de 2012

TU SÍGUEME


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 21,20-25

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?" Al verlo, Pedro dice a Jesús: "Señor, y éste ¿qué?" Jesús le contesta: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme." Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?"
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo. Palabra del Señor.


Reflexión

El “discípulo amado” tiene una gran importancia dentro del evangelio de san Juan, especialmente por su gran cercanía a Jesús y por su fidelidad al proyecto de vida iniciado por él. Este testimonio de fidelidad, dado por el discípulo amado, confronta profundamente la fe y la vocación de Pedro, pues sabe que ha fracasado y que, por lo mismo, se ha alejado considerablemente del camino propuesto por el Maestro; sin embargo, ahora que Jesús lo ha invitado nuevamente a seguirle y que conoce cuál es su misión (Cfr. 21,19), decide hacerlo de una manera más firme y radical siguiendo aquel discípulo que acompañó a Jesús hasta la cruz. Pedro pregunta por él (“Señor, y éste, ¿qué?”), porque siente que este discípulo es modelo de seguimiento, cree que siguiéndolo a él podrá seguir a Jesús. Tal comprensión es errónea, por ello Jesús reafirma su llamado (“Tu sígueme”), ya que para seguirle no son necesarios los intermediarios, por más fieles y cercanos que sean a Jesús. Todos los discípulos están referidos a él, es a él a quien siguen, él es la razón de su entrega y de su amor, y no otra persona. – Nuestra experiencia de fe, ¿está realmente fundamentada en las actitudes y comportamientos de Jesús? ¿Seguimos a Jesús o seguimos a otros creyentes? Koinonía

viernes, 25 de mayo de 2012

SEÑOR TÚ SABES QUE TE QUIERO


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 21,15-19

Lectura del santo evangelio según san Juan:

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Él le dice: "Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras." Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme." Palabra del Señor.

Reflexión.

No fue nada fácil para Pedro entrar en la dinámica de Jesús, en su modo de vida y de anuncio de Dios. Pedro, líder de su comunidad, bien enraizado en el judaísmo y cumplidor de sus tradiciones y visión de dios y sus promesas para el pueblo de Israel. Lo central para Jesús no es un pueblo para Jesús es el amor, una cultura o una nación, universal, el servicio, la ternura liberadora. Y es ahí que Jesús quiere hacer entrar a Pedro con sus preguntas. No se trata de cumplir y hacer entrar a todo el mundo en lo de dios por las fuerzas sino llegar a los corazones por la práctica del amor generoso capaz de dar la vida por los otros.

El cambio que Jesús le pide a Pedro es profundo y radical. Pedro quería ser discípulo de Jesús, pero a la vez quería tener poder para hacer presente, a través de la fuerza, la salvación prometida por Dios; se comprendía como un líder, súbdito de Dios, pero corría el peligro de hacer súbditos a sus hermanos de comunidad, pues sus relaciones estaban mediadas por el poder y no por el amor y el servicio incondicional. Era Pedro quien respondía de manera rápida a las preguntas de Jesús, tenía bien clara la ley y las tradiciones de su pueblo.

¿Cuáles serían los cambios que Jesús nos pediría a nosotros hoy para poder vivir la misión que él y Pedro vivieron? ¿Cómo apacentar hoy a las comunidades cristianas? Las preguntas que Jesús hace a Pedro sirven para conducirle por el camino de la entrega, para hacerle renunciar a su deseo de poder y adentrarle en la lógica del amor radical, donde no hay súbditos, sino amigos. Dejemos que la Palabra de Dios nos desestabilice, que nos produzca sana tensión, que nos exija cambios profundos, eso nos ayudará a decirle sí al Señor, a entrar en su dinámica evangelizadora, desde la obediencia a la voluntad de Dios. Como Pedro, renunciemos a nuestras propias lógicas y cedamos el puesto a la lógica de Jesús: La cercanía, la compasión, la misericordia, el servicio a los más necesitados, la entrega.

jueves, 24 de mayo de 2012

PARA QUE SEAN COMPLETAMENTE UNO


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 17,20-26

Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos."  Palabra del Señor.

Reflexión

En “el Evangelio de Hoy” Juan nos sigue proponiendo el deseo de Jesús, manifestado a través de su oración. Jesús había revelado durante su vida y ministerio el deseo de Dios su Padre y ahora nos revela el suyo propio que coincide con el de Dios: La salvación por la práctica del amor y la unidad. El gran deseo de Jesús es: “Que todos sean uno, como lo somos nosotros”; éste es el ideal de vida para la comunidad de creyentes de todos los tiempos; es la característica principal del discípulo de Cristo, y por lo mismo de la Iglesia.  San Juan escribe este capítulo de su evangelio con el objetivo de invitar a la comunidad a que se mantenga unida a Cristo, ya que los intereses personales, la búsqueda de poder y la fuerte influencia del imperio romano estaban dividiendo internamente a la comunidad de seguidores.

 El modelo de unidad y de fidelidad propuesto por el evangelista es la relación de amor entre Jesús y el Padre, fuente de comunión y de unidad entre los creyentes. Si la Iglesia no vive el amor fraterno, si no se interesa por la causa del Reino de Dios, rompe esa unidad de amor que Jesús dejó como herencia a sus discípulos y pierde su carácter sacramental en el mundo. Estamos invitados a ser cristianos y cristianas que manifiesten a la sociedad actual de consumo su unión con el proyecto iniciado por Jesús, a través de la creatividad, la solidaridad con los más pobres y el amor real entre los hermanos. Aprovechemos cada día de nuestra vida para compartir lo que somos y tenemos, esa es la manera de dar frutos de unidad. Ya la gente no escucha los discursos, mira las prácticas aunque sean sencillas y parezcan insignificantes.

Frente a una sociedad dividida por la política y la economía, los creyentes en Cristo somos invitados a reforzar la unidad basada en la práctica de Jesús, su cercanía atenta y servicial, su entrega incondicional a favor de quienes le necesitaban. Que el Espíritu Santo nos mueva a la vida fraterna y desprejuiciada junto a quienes comparten cada día nuestra vida.

miércoles, 23 de mayo de 2012

UNIDOS EN EL AMOR Y LA VERDAD


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 17,11b-19

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura.
Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad." Palabra del Señor.

Reflexión
El Evangelio de Hoy nos sigue hablando de la ternura que Jesús ha encarnado siempre en su trato a sus discípulos, de su interés por el crecimiento personal de cada uno de sus seguidores. Se ha dedicado a ellos enteramente a ellos y no desea que se sientan abandonados con su partida. Por eso pide al Padre que le mantenga unidos en el vínculo del amor como están unidos el Padre y el Hijo. La unidad le dará la fuerza transformadora de la realidad.
¿Por qué es tan importante la unidad y cómo vivirla en una sociedad plural y diversa? Buena pregunta. La unidad no significa unicidad, uniformidad. El evangelio habla de unidad en el amor, en  la verdad. No es una unidad en formas y prácticas externas. Frente a la persecución y el odio y la avaricia del mundo, el amor, la verdad, liberan, dan fuerza para no abandonar la fe, ayudan a mantenerse conectado con el mismo Dios en  medio de los sufrimientos y fatigas.

En su oración Jesús pide al Padre por la unidad de los discípulos porque es consciente del peligro que los acecha; el mundo los odia, ya que no pertenecen al ámbito de la corrupción, de la violencia, de la desigualdad, de la injusticia, el odio y la muerte; ellos conocen la Palabra liberadora del Padre, poseen la palabra del amor y la justicia, y reconocen que su misión es ser testigos de la esperanza. Los cristianos de todos los tiempos estamos llamados a asumir la experiencia del amor fraterno como el lenguaje que verdaderamente nos vincula con Dios y que nos permite “estar en el mundo, sin pertenecer a él”. Caminar en contracorriente y resistir a la tentación de dejarnos llevar por el comportamiento y las actitudes de las masas. Vivamos hoy la unidad en nuestras familias, mantengamos el vínculo y encarnemos los valores que trascienden cualquier coyuntura.

martes, 22 de mayo de 2012

DAR GLORIA A DIOS EN LA UNIDAD

“El Evangelio de Hoy”: Juan 17,1-11a>En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: "Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. ">He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti." Palabra del Señor. Reflexión La misión de Jesús ha sido de revelarnos el rostro amoroso de Dios a quien llama Padre. El evangelista San Juan nos habla de cómo Jesús realiza su misión y cada una de las actividades a través de las cuales Jesús va evangelizando. Ahora es el turno de la comunidad cristiana, de losdiscípulos discípulas de Jesús de continuar su misión en el mundo. Para poder desarrollar su misión, que es la misión de Jesús, sus discípulos, la comunidad cristiana deberá tener muy en cuenta el modo de vida, el estilo, la práctica de Jesús. Es por eso que Juan nos presenta a Jesús en esta meditación que integra todo el capítulo 17 de su evangelio, medita sobre su persona y su actividad evangelizadora y sugiere que así debe ser nuestra vida y práctica eclesial. La unidad de los creyentes debe ser un punto central, las relaciones humanas entre los seguidores de Jesús hablarán de la calidad del seguimiento. El ejemplo a seguir es el de la relación existente entre Jesús y el Padre. Jesús tiene conciencia de enviado y por ello está en constante vinculación, oración y discernimiento de la voluntad de Dios, Su Padre. De este vínculo estrecho entre Jesús y Dios Padre participan también los creyentes, quienes son llamados a participar de la misma gloria ofrecida por el Padre. No olvidemos que, como decía San Ireneo, “…la gloria de Dios es la vida de las personas y la gloria de las personas es la vida en Dios…” Jesús ha glorificado a Dios aportando vida a la gente, sanando, perdonando, animando… ofreciendo una esperanza poblada de signos de vida y de trascendencia… En su meditación oración Jesús ruega a quien lo envió para que la relación de los “suyos” con el proyecto de Dios sea real, fiel y radical, ya que esa es la única manera de vivir la plenitud de la salvación. Sólo quien cree en la fuerza transformadora del amor es capaz de percibir la presencia de Dios en su existencia, tal como lo experimentó Jesús en medio de la humanidad. Nosotros que con tanta facilidad perdemos la esperanza, en medio de los sufrimientos y momentos difíciles, recordemos que es el amor de Dios el que nos garantiza vida eterna. Sigamos confiando y trabajando por una sociedad más humana donde se evidencien los valores y los signos de la presencia de Dios acompañando y salvando a su pueblo… Esa es su gloria, salvar, darnos vida.

lunes, 21 de mayo de 2012

TENGAN VALOR: YO HE VENCIDO EL MUNDO


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 16,29-33

Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: "Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios." Les contestó Jesús: "¿Ahora creen? Pues miren: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que se dispersen cada cual por su lado y a mí me dejen solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Les he hablado de esto, para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán luchas; pero tengan valor: yo he vencido al mundo."  Palabra del Señor.

Reflexión.

Mantener la fe en Jesús como Hijo de dios entraña mucha perseverancia y confianza en la providencia de Dios. Jesús les comunica a sus discípulos que no se trata de decirlo con los labios pues sabe que ante las pruebas de la vida, los momentos de problemas, enfermedades, persecuciones y decepciones las cosas cambian, ellos serán los primeros que lo abandonen cogiendo cada cual por su lado. Pero Dios permanecerá fiel apoyando a Jesús y compasivo frente a los discípulos.

A los discípulos les falta vivir el camino de la cruz como camino real de salvación y de vinculación total al proyecto divino de Dios. El evangelista Juan quiere comunicar a la comunidad cristiana de todos los tiempos que no basta con confesar que Jesús es el Hijo de Dios; es necesario transparentar con nuestra vida dicha realidad, a través de la continua donación de nuestra vida al proyecto de amor iniciado por Jesús de Nazaret; la realidad del amor incondicional es capaz de vencer la injusticia y la violencia del “mundo”. Antes los momentos de incomprensión y de sufrimiento recordemos que Dios no nos abandona aunque muramos, él es la vida.

Demos gracias a Dios por todos los momentos de nuestra vida. Todos los momentos, etapas, circunstancias y períodos nos pueden ayudar a descubrir la presencia de Dios en medio de nuestra historia, salvando y acompañando a toda su creación. Sabemos que hay momentos en que se nos hace más difícil que otros, descubrir esta presencia amorosa de Dios, pero Él está siempre con nosotros.

domingo, 20 de mayo de 2012

UN NUEVO COMIENZO


“El Evangelio de Hoy”: Marcos 16, 15-20

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos." Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. Palabra del Señor.

Reflexión invitada. NUEVO COMIENZO .

Los evangelistas describen con diferentes lenguajes la misión que Jesús confía a sus seguidores. Según Mateo, han de “hacer discípulos” que aprendan a vivir como él les ha enseñado. Según Lucas, han de ser “testigos” de lo que han vivido junto él. Marcos lo resume todo diciendo que han de “proclamar el Evangelio a toda la creación”.
Quienes se acercan hoy a una comunidad cristiana no se encuentran directamente con el Evangelio. Lo que perciben es el funcionamiento de una religión envejecida, con graves signos de crisis. No pueden identificar con claridad en el interior de esa religión la Buena Noticia proveniente del impacto provocado por Jesús hace veinte siglos.
Por otra parte, muchos cristianos no conocen directamente el Evangelio. Todo lo que saben de Jesús y su mensaje es lo que pueden reconstruir de manera parcial y fragmentaria escuchando a catequistas y predicadores. Viven su religión privados del contacto personal con el Evangelio.
¿Cómo podrán proclamarlo si no lo conocen en sus propias comunidades? El Concilio Vaticano II ha recordado algo demasiado olvidado en estos momentos: “El Evangelio es, en todos los tiempos, el principio de toda su vida para la Iglesia”. Ha llegado el momento de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde lo primero es acoger el Evangelio de Jesús.
Nada puede regenerar el tejido en crisis de nuestras comunidades como la fuerza del Evangelio. Solo la experiencia directa e inmediata del Evangelio puede revitalizar a la Iglesia. Dentro de unos años, cuando la crisis nos obligue a centrarnos solo en lo esencial, veremos con claridad que nada es más importante hoy para los cristianos que reunirnos a leer, escuchar y compartir juntos los relatos evangélicos.
Lo primero es creer en la fuerza regeneradora del Evangelio. Los relatos evangélicos enseñan a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Hacen vivir la vida cristiana, no como deber sino como irradiación y contagio. Es posible introducir ya en las parroquias una dinámica nueva. Reunidos en pequeños grupos, en contacto con el Evangelio, iremos recuperando nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.
Hemos de volver al Evangelio como nuevo comienzo. Ya no sirve cualquier programa o estrategia pastoral. Dentro de unos años, escuchar juntos el Evangelio de Jesús no será una actividad más entre otras, sino la matriz desde la que comenzará la regeneración de la fe cristiana en las pequeñas comunidades dispersas en medio de una sociedad secularizada.  José Antonio Pagola.

sábado, 19 de mayo de 2012

DE DIOS AL MUNDO Y DEL MUNDO A DIOS


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 16,23b-28

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo les aseguro, si piden algo al Padre en mi nombre, se lo dará. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre; pidan, y recibirán, para que su alegría sea completa. Les he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que les hablaré del Padre claramente. Aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que yo rogaré al Padre por ustedes, pues el Padre mismo les quiere, porque ustedes me quieren y creen que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre." Palabra del Señor.


Reflexión

La misión de Jesús llega a su final de manera directa en la historia. Él ha sido el enviado a revelar el rostro amoroso de Dios. Vino del Padre y vuelve a él, ha sabido bien entender su tarea, la ha realizado en profunda conexión con Dios, creyendo y confiando totalmente en él. Se ha encarnado y amado al mundo, lo ha comprendido… ha padecido todo tipo de situaciones desagradables hasta dar la vida por nosotros… ha Resucitado y Ascendido de nuevo a la presencia de Dios. Toda una misión de aproximación a la humanidad, de compartir y servir sin condenas ni límites.

Ahora nos toca a nosotros continuar la misión de Jesús. Para eso tenemos que vivir el mismo proceso de Cristo. Saber, creer y entender que venimos de Dios, que él es la fuente de la vida y del amor, que él es nuestra salvación. Si conocemos, creemos y entendemos esto bien, tendremos toda la confianza necesaria para generosamente dedicar nuestra vida a su causa como Jesús. Esa será nuestra misión, nuestra tarea, revelar el amor de Dios al mundo. Ayudar, con nuestra práctica a que la gente experimente a Dios, no como una amenaza, un estorbo o un tirano, sino como amor, misericordia, perdón y compasión.  Nuestra misión no será la de cumplir con reglas, normas y preceptos, sino la de encarnar las actitudes que encarnó Jesús: cercanía, fraternidad, ternura y cariño de manera sencilla y abierta a favor de quienes comparten nuestra existencia. Todo ello confiando y esperando siempre en Dios. Él nunca nos abandonará.

La confianza y espera activa en el amor de Dios, lograda gracias al convencimiento pleno de que Jesús es el camino que conduce a la vida digna y plena, nos permitirá dirigirnos  a Dios en actitud de hijos. Muchas veces nuestra fe se enreda en los ritos, en las fórmulas, en los lugares sagrados, y perdemos el hilo conductor que nos hace uno con Dios: la práctica del amor fraterno. Que el Espíritu Santo nos abra al don de la sabiduría para saber vivir la alegría de los hijos de Dios.

viernes, 18 de mayo de 2012

NADIE LES QUITARÁ SU ALEGRÍA


“El Evangelio de hoy”: Juan 16,20-23a

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Les aseguro que llorarán y se lamentarán ustedes, mientras el mundo estará alegre; ustedes estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También ustedes ahora sienten tristeza; pero volveré a verles, y se alegrará su corazón, y nadie les quitará su alegría. Ese día no me preguntarán nada."  Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de Hoy continúa desarrollando el discurso de despedida de Jesús de sus discípulos. Jesús habla de su ausencia pero promete regresar y con ello alegrar de manera profunda a sus  discípulos. El símbolo del parto es empleado por Jesús no sólo para hacer referencia a su propia resurrección, sino también para hablar de la resurrección que experimenta el hombre y la mujer al liberarse de la opresión y el egoísmo; todo aquel que renuncia al individualismo, a la violencia y a la indiferencia inicia un proceso de resurrección y de participación en el Reino de Dios, gracias a ese aliento divino que fluye en el corazón de la humanidad, que le permite mirar el mundo con esperanza, con una visión alentadora de la vida, la cual derrota toda realidad de muerte y tristeza.

Los primeros discípulos de Jesús sufrieron mucho con las persecuciones  y muchos murieron martirizados por su fe.  Nada de este proceso fue vivido en vano. El parto expresa en este relato la esperanza de la humanidad, pues la vida no se puede comprender únicamente como un camino de sufrimiento, de  dolor, de incertidumbre,  de derrotas, de verdades ya sabidas y de destinos irremediables. El mensaje de Jesús es claro: no estamos condenados a vivir en el dolor y en el sufrimiento; éstos son parte de nuestra vida, pero no son la totalidad de la misma. Dios nos ha llamado a ser hombres y mujeres de la esperanza, convencidos de que la última palabra no pertenece al horror de la muerte, sino que le pertenece a la vida, a la alegría del amor fraterno.  Somos invitados a vivir pendientes de la meta para no sucumbir en los momentos de las dificultades.

jueves, 17 de mayo de 2012

SU TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN ALEGRÍA


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 16,16-20

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me verán, pero poco más tarde me volverán a ver." Comentaron entonces algunos discípulos: "¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me verán, pero poco más tarde me volverán a ver", y eso de "me voy con el Padre"?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice." Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: "¿Están discutiendo de eso que les he dicho: "Dentro de poco ya no me verán, pero poco más tarde me volverán a ver"? Pues sí, les aseguro que llorarán y se lamentarán ustedes, mientras el mundo estará alegre; ustedes estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría." Palabra del Señor.

Reflexión
Qué bueno creer en esta promesa de Jesús de  que nuestra tristeza se convertirá en alegría. Hay mucha gente esperando el cumplimiento de esta promesa. Claro que también hay muchos testimonios vivientes  de personas por todo el mundo que nos cuentan cómo ha cambiado su vida, cuanto ha cambiado su vida. Y la alegría y gratitud sentida hacia Dios y las gentes. No olvidemos que  en estos textos del evangelio de San Juan Jesús se está despidiendo de sus discípulos a los que le promete enviarles al Espíritu Santo que le acompañará e iluminará en lo adelante en su misión de anunciar el Reino.

Hay muchas personas que creen que nacieron para sufrir, para la tristeza eterna pero eso no es  verdad. Ciertamente en la vida nos llegan muchas situaciones desagradables y sufrientes, enfermedades, problemas, la muerte. El Evangelio de Juan plantea esta realidad como camino obligatorio para seguir radicalmente al Maestro, ya que, para producir fruto abundante, la semilla tiene que morir; por tal razón Jesús habla sobre su propia muerte, advierte a sus discípulos que la tristeza los invadirá; pero los alienta diciéndoles que no será duradera, pues él vendrá prontamente. Su entrega total a la humanidad fue recompensada por Dios con la resurrección.

La mejor manera de creer en esta promesa de Jesús es siguiendo sus pasos, viviendo a su estilo en medio de nuestra realidad. El servicio, el amor fraterno y la entrega total a los más débiles y marginados de la sociedad es el camino correcto para seguir a Jesús; la vida del cristiano debe ser un constante morir para dar vida a los demás y así experimentar y disfrutar plenamente la alegría del Reino. Que el Espíritu Santo nos llene de su sabiduría para vivir este evangelio.

miércoles, 16 de mayo de 2012

LA VERDAD PLENA

“El Evangelio de Hoy”: Juan 16,12-15

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por decirles, pero no pueden cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, les guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y les comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que les irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que toma de lo mío y se lo anunciará."  Palabra del Señor.


Reflexión

El Evangelio de hoy nos habla de la plaza que ocupa el Espíritu  Santo en la comunidad cristiana. Sin Jesús presente a la manera que lo ha estado hasta el momento de la Ascensión, el Espíritu Santo tendrá que iluminar a sus seguidores, guiarlos hacia la verdad que libera y alegra hasta el punto de no importar dar la vida por la causa del Reino de Dios.
El proceso de aprendizaje de los discípulos no ha sido suficiente para Jesús revelarle todo sobre el Reino y su justicia, la historia continúa y ahora nos toca a nosotros continuar recibiendo esta revelación inacabada de Dios. ¿Cuál es  la verdad plena hacia la cual el Espíritu Santo guiará a los seguidores de Jesús? Es importante no perdernos en eso pues podríamos caer en fundamentalismos y rigorismos que desvirtuarían esta verdad. Para el Evangelista San Juan y sus comunidades, se trata del mismo Jesús. Jesús es esa verdad plena, el mismo Dios en el que hay que  creer, pues el gran pecado es negarse a creer en el enviado de Dios. La verdad es el amor encarnado, hecho práctica fraterna, servicio puntual y efectivo. Todo esto lo ha vivido Jesús con los suyos, hasta morir en la cruz por amor.
Este modo de vida y de relación con los demás encarnado por Jesús,  esta verdad humanizadora, es lo que da sentido a la vida, es lo que produce alegría, entusiasmo, ganas de vivir eternamente. Esta es una verdad sin fronteras  ni fin que libera eternamente y hace agradable la vida aún en  los peores momentos de la existencia. Es ésta la  Verdad para todos aquellos que se sienten llamados a vivir y promover de diversas maneras la paz, la justicia, la fraternidad, el respeto por la Vida en todas sus manifestaciones. “Es en lo diverso, en lo que “no es igual”, donde realmente se evidencia la acción universal del Espíritu de Dios.”

martes, 15 de mayo de 2012

El Señor está siempre con nosotros


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 16,5-11

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberles dicho esto, la tristeza les ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que les digo es la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Defensor. En cambio, si me voy, se lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me verán; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado."  Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de hoy nos  trae la  promesa del Espíritu Santo. La acción del Espíritu es fundamental en la vida del ser humano, pues es la fuerza que anima y sostiene su existencia; es el soplo divino que hace que el cuerpo inerte se convierta en un ser operante dador de vida; es la manifestación plena de la conciencia humana, elemento que diferencia al hombre de todo ser vivo. Nuestra capacidad de ser y estar sabiéndonos.
Ya el próximo domingo estaremos celebrando la Asunción del Señor. Es la hora de los discípulos actuar por su  cuenta, Jesús les deja en libertad. La partida de Jesús al Padre es motivo para que los discípulos se dejen habitar por la fuerza del Espíritu, convirtiendo a la comunidad en la habitación o morada del Espíritu de Dios; uniéndola, de esta manera, a él para provocar en ella la misma vida y misión de Cristo. Con este viento renovador que invade y dinamiza la comunidad, los discípulos tendrán la capacidad de desenmascarar el pecado del mundo, de anunciar la verdadera justicia de Dios y condenar las obras injustas del mundo provocadas por los líderes del mal.  Se trata de actuar con la verdad.
No podemos dejarnos llevar por las opiniones de moda en la sociedad. Hoy el Espíritu otorga a los que creen en Jesús una conciencia clara frente a las propuestas del “mundo”, denunciando así, por medio de la vivencia del amor, el gran pecado de la sociedad: centrar los intereses y las voluntades en el ámbito de lo individual y no en el ámbito de lo común, de lo que nos interesa a todos. Qué el Espíritu de Dios nos habite y haga fructificar y compartir la vida.