“El Evangelio de Hoy”: Marcos 16, 15-20
Lectura del santo
evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, se
apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el
Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se
resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos:
echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en
sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a
los enfermos, y quedarán sanos." Después de hablarles, el Señor Jesús
subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el
Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las
señales que los acompañaban. Palabra del Señor.
Reflexión invitada. NUEVO COMIENZO .
Los evangelistas describen con diferentes lenguajes la
misión que Jesús confía a sus seguidores. Según Mateo, han de “hacer
discípulos” que aprendan a vivir como él les ha enseñado. Según Lucas, han de
ser “testigos” de lo que han vivido junto él. Marcos lo resume todo diciendo
que han de “proclamar el Evangelio a toda la creación”.
Quienes se acercan hoy a una comunidad cristiana no se
encuentran directamente con el Evangelio. Lo que perciben es el funcionamiento
de una religión envejecida, con graves signos de crisis. No pueden identificar
con claridad en el interior de esa religión la Buena Noticia proveniente del
impacto provocado por Jesús hace veinte siglos.
Por otra parte, muchos cristianos no conocen directamente
el Evangelio. Todo lo que saben de Jesús y su mensaje es lo que pueden
reconstruir de manera parcial y fragmentaria escuchando a catequistas y
predicadores. Viven su religión privados del contacto personal con el
Evangelio.
¿Cómo podrán proclamarlo si no lo conocen en sus propias
comunidades? El Concilio Vaticano II ha recordado algo demasiado olvidado en
estos momentos: “El Evangelio es, en todos los tiempos, el principio de toda su
vida para la Iglesia”. Ha llegado el momento de entender y configurar la
comunidad cristiana como un lugar donde lo primero es acoger el Evangelio de
Jesús.
Nada puede regenerar el tejido en crisis de nuestras
comunidades como la fuerza del Evangelio. Solo la experiencia directa e
inmediata del Evangelio puede revitalizar a la Iglesia. Dentro de unos años,
cuando la crisis nos obligue a centrarnos solo en lo esencial, veremos con
claridad que nada es más importante hoy para los cristianos que reunirnos a
leer, escuchar y compartir juntos los relatos evangélicos.
Lo primero es creer en la fuerza regeneradora del
Evangelio. Los relatos evangélicos enseñan a vivir la fe, no por obligación
sino por atracción. Hacen vivir la vida cristiana, no como deber sino como
irradiación y contagio. Es posible introducir ya en las parroquias una dinámica
nueva. Reunidos en pequeños grupos, en contacto con el Evangelio, iremos
recuperando nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.
Hemos de volver al Evangelio como nuevo comienzo. Ya no
sirve cualquier programa o estrategia pastoral. Dentro de unos años, escuchar
juntos el Evangelio de Jesús no será una actividad más entre otras, sino la
matriz desde la que comenzará la regeneración de la fe cristiana en las
pequeñas comunidades dispersas en medio de una sociedad secularizada. José Antonio Pagola.
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