“El Evangelio de Hoy”: Juan 21,15-19
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
Habiéndose aparecido Jesús a sus
discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: "Simón, hijo
de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú
sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos."
Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le
contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Él le dice:
"Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le pregunta: "Simón, hijo
de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntara por
tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú sabes
que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro:
cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas
viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no
quieras." Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: "Sígueme." Palabra del Señor.
Reflexión.
No fue nada fácil para Pedro entrar en
la dinámica de Jesús, en su modo de vida y de anuncio de Dios. Pedro, líder de
su comunidad, bien enraizado en el judaísmo y cumplidor de sus tradiciones y
visión de dios y sus promesas para el pueblo de Israel. Lo central para Jesús no
es un pueblo para Jesús es el amor, una cultura o una nación, universal, el
servicio, la ternura liberadora. Y es ahí que Jesús quiere hacer entrar a Pedro
con sus preguntas. No se trata de cumplir y hacer entrar a todo el mundo en lo
de dios por las fuerzas sino llegar a los corazones por la práctica del amor
generoso capaz de dar la vida por los otros.
El cambio que Jesús le pide a Pedro es
profundo y radical. Pedro quería ser discípulo de Jesús, pero a la vez quería
tener poder para hacer presente, a través de la fuerza, la salvación prometida
por Dios; se comprendía como un líder, súbdito de Dios, pero corría el peligro
de hacer súbditos a sus hermanos de comunidad, pues sus relaciones estaban
mediadas por el poder y no por el amor y el servicio incondicional. Era Pedro
quien respondía de manera rápida a las preguntas de Jesús, tenía bien clara la
ley y las tradiciones de su pueblo.
¿Cuáles serían los cambios que Jesús nos
pediría a nosotros hoy para poder vivir la misión que él y Pedro vivieron?
¿Cómo apacentar hoy a las comunidades cristianas? Las preguntas que Jesús hace
a Pedro sirven para conducirle por el camino de la entrega, para hacerle
renunciar a su deseo de poder y adentrarle en la lógica del amor radical, donde
no hay súbditos, sino amigos. Dejemos que la Palabra de Dios nos desestabilice,
que nos produzca sana tensión, que nos exija cambios profundos, eso nos ayudará
a decirle sí al Señor, a entrar en su dinámica evangelizadora, desde la
obediencia a la voluntad de Dios. Como Pedro, renunciemos a nuestras propias
lógicas y cedamos el puesto a la lógica de Jesús: La cercanía, la compasión, la
misericordia, el servicio a los más necesitados, la entrega.
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