EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 24 de mayo de 2012

PARA QUE SEAN COMPLETAMENTE UNO


 “El Evangelio de Hoy”: Juan 17,20-26

Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos."  Palabra del Señor.

Reflexión

En “el Evangelio de Hoy” Juan nos sigue proponiendo el deseo de Jesús, manifestado a través de su oración. Jesús había revelado durante su vida y ministerio el deseo de Dios su Padre y ahora nos revela el suyo propio que coincide con el de Dios: La salvación por la práctica del amor y la unidad. El gran deseo de Jesús es: “Que todos sean uno, como lo somos nosotros”; éste es el ideal de vida para la comunidad de creyentes de todos los tiempos; es la característica principal del discípulo de Cristo, y por lo mismo de la Iglesia.  San Juan escribe este capítulo de su evangelio con el objetivo de invitar a la comunidad a que se mantenga unida a Cristo, ya que los intereses personales, la búsqueda de poder y la fuerte influencia del imperio romano estaban dividiendo internamente a la comunidad de seguidores.

 El modelo de unidad y de fidelidad propuesto por el evangelista es la relación de amor entre Jesús y el Padre, fuente de comunión y de unidad entre los creyentes. Si la Iglesia no vive el amor fraterno, si no se interesa por la causa del Reino de Dios, rompe esa unidad de amor que Jesús dejó como herencia a sus discípulos y pierde su carácter sacramental en el mundo. Estamos invitados a ser cristianos y cristianas que manifiesten a la sociedad actual de consumo su unión con el proyecto iniciado por Jesús, a través de la creatividad, la solidaridad con los más pobres y el amor real entre los hermanos. Aprovechemos cada día de nuestra vida para compartir lo que somos y tenemos, esa es la manera de dar frutos de unidad. Ya la gente no escucha los discursos, mira las prácticas aunque sean sencillas y parezcan insignificantes.

Frente a una sociedad dividida por la política y la economía, los creyentes en Cristo somos invitados a reforzar la unidad basada en la práctica de Jesús, su cercanía atenta y servicial, su entrega incondicional a favor de quienes le necesitaban. Que el Espíritu Santo nos mueva a la vida fraterna y desprejuiciada junto a quienes comparten cada día nuestra vida.

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