Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
viernes, 30 de noviembre de 2012
LLAMADA Y RESPUESTA, MOVIMIENTO
“El Evangelio de Hoy”: Mateo 4,18-22
Lectura del santo evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Vengan y síganme, y los haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Palabra del Señor.
Reflexión.
La fiesta de San Andrés nos trae este texto del Evangelio según San Mateo en el que se nos habla de la llamada a seguirle que Jesús dirige a sus primeros discípulos. Estos no hacen ningún cursillo de preparación antes de iniciar su camino tras los pasos de Jesús. Son trabajadores y Jesús va a encontrarlos a sus lugares de trabajo diario. Lo importante es escuchar el llamado y buscar un encuentro personal con el que le invita a cambiar sus vidas.
Una de las realidades, contadas por los evangelistas, que más nos sorprenden es que esos discípulos responden con una generosidad, prontitud y decisión extraordinarias, ya que comprenden qué les pide Dios por medio de la voz de una persona que para ellos era casi un desconocido. Ese llamado tiene varios momentos. Primero, un encuentro con Jesús, quien, mientras ellos se ocupan de su sustento, él se consagra a la predicación del evangelio. Segundo, después del encuentro viene la invitación para que lo acompañen y algún día se conviertan en pescadores de la nueva humanidad. El camino que él les propone tiene un comienzo, pero es una incógnita todavía su final. El tercer momento es la respuesta, que implica dejarlo todo, romper con la vida anterior y lanzarse hacia lo desconocido. Cuando Dios llama, nuestra respuesta nos moviliza. Muestra de ello es el testimonio bíblico de Abrahán, Moisés, Jacob, los profetas, María, Jesús mismos a partir de su bautismo… El compromiso de fe se vive como un desplazamiento, un cambio de vida, una respuesta a la llamada de Dios.
No es un camino para todos ni todas, sino para aquellos y aquellas que quieren estar con él. Para la multitud Jesús procurará una formación más general, un mensaje más sencillo y simbólico. Para sus seguidores, hombres y mujeres de toda clase, raza y nación, Jesús les propone un camino nuevo, un seguimiento radical encaminado a la transformación de la realidad de acuerdo a la voluntad de Dios de humanizar la vida de su pueblo. ¿Cómo seguimos nosotros a Jesús hoy?
jueves, 29 de noviembre de 2012
El FIN DE LA MALDAD
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 20-28
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus
discípulos: "Cuando vean a Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que está
cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra;
los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no
entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo
que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán
cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta
que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las
estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo
del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la
ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo
temblarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y
gloria. Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza; se acerca
su liberación".
Reflexión
Jesús prevé la destrucción de Jerusalén como una tragedia para sus habitantes, pero como una
oportunidad para sus seguidores. A diferencia de otros grupos religiosos, que
estaban atados al territorio, a las ciudades, a las edificaciones y a las
instituciones, el cristianismo es capaz de recrearse en cada lugar y cultura.
No depende de una raza o de unos edificios, sino que viaja como palabra de vida
en el corazón de los creyentes. Mientras las potencias mundanas se turnan para
imponer sus políticas o estilos de vida, el cristianismo busca que quienes lo
acogen sepan traducirlo en gestos cotidianos y no sólo en documentos, consignas
o programas. Mientras que los tiempos de crisis significan el final de una
época, de una cultura, de una nación, por el contrario la crisis es el elemento
en el que el cristianismo se fortalece, a partir de una oferta de crecimiento
personal, grupal y social. Jesús llama a sus seguidores para que levanten la
cabeza y se sientan libres y liberados ante la inminencia del final del
territorio de Judá. El cambio no es el fin, sino el comienzo de un nuevo
camino. – ¿Cómo podemos responder a las voces que anuncian el final del
cristianismo?
miércoles, 28 de noviembre de 2012
LA PERSEVERANCIA
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 12-19
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus
discípulos: "Les echarán mano, los perseguirán, estregándolos a los
tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por
causa de mi nombre: así tendrán ocasión de dar testimonio. Hagan propósito de
no preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no
podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario de ustedes. Y hasta sus
padres, y parientes, y hermanos, y amigos los traicionarán, y matarán a algunos
de ustedes, y todos los odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de su
cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas". Palabra del
Señor.
Reflexión
Jesús y su grupo se encuentran muchos enemigos
a partir que la crítica de Jesús desenmascara a los actores poderosos locales
con sus instituciones y a los invasores imperiales que le dirigen desde Roma. San
Lucas nos recuerda que ese riesgo es un elemento constitutivo del evangelio. No
se puede pretender cambiar el mundo, sin que al mismo tiempo ese mundo se
vuelva en contra. Vivir la verdad,
buscar esta verdad dignificante y humanizante, choca frontalmente contra una
clase social poderosa que se alimenta de las injusticias y de los abusos contra
todo un pueblo. La respuesta de la institución es radical y genocida: odio, persecución,
encarcelamiento y muerte.
¿Cómo vivió la naciente comunidad de
seguidores de Jesús esta realidad? ¿Cómo sobrevivió a tan cruel situación? El
mérito del cristianismo, en sus primeros siglos de existencia, fue el de servir
de levadura que transformó la situación de millones de personas marginadas; el
gran riesgo que corrió fue el de asimilarse a la cultura dominante y terminar
siendo parte de lo que quería cambiar. Una buena alternativa para el
cristianismo es dejar que Jesús nos dé nuevamente la prudencia y la elocuencia
de su Palabra. Volver una y otra vez a la fuente, vivir la perseverancia de
manera serena como quienes vivimos en Cristo para siempre. El asunto es que no
siempre creemos en las Palabras y en las prácticas de Jesús y terminamos
convirtiéndonos nosotros a la cultura y a la práctica de nuestra sociedad en
vez de buscar cambiar esa cultura de muerte y esa práctica injusta de nuestra
sociedad. Cuando peor nos sintamos recordemos estas palabras del Señor: “Pero
ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas".
martes, 27 de noviembre de 2012
LA DESTRUCCIÓN DEL MAL
“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 5-11
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo, algunos ponderaban la
belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
"Esto que contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre
piedra: todo será destruido."
Ellos le preguntaron: "Maestro,
¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para
suceder?"
Él contestó: "Cuidado con que nadie
les engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo
soy", o bien: "El momento está cerca", no vayan tras ellos.
Cuando oigan noticias de guerras y de
revoluciones, no tengan pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero,
pero el final no vendrá en seguida."
Luego les dijo: "Se alzará pueblo
contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos
países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Palabra del Señor.
Reflexión
El templo de Jerusalén era una gran construcción
que había sido levantado en 80 años de trabajo, de sacrificio y de recursos
pagados por un pueblo pobre; no había templos de religiones conocidas en la
época que le superara. Su belleza y amplitud llevaba a exclamaciones y
ponderaciones como nos dice El Evangelio de Hoy. Jesús interpela a sus
auditores y les hace pensar un momento en todo eso, se sitúa críticamente
invitando a evaluar su utilidad y durabilidad. Las personas que se había sacrificado
para esta construcción, eran felices ¿qué aporta el templo a los ciudadanos que
lo utilizan para sus prácticas religiosas? ¿Cuál es la situación económica de
la gente en general? ¿Produce paz, produce fraternidad e igualdad?...
Toda práctica colectiva debe
colectivamente resultados integrales. La
crítica de Jesús pone en evidencia cómo la voluntad humana de poder se encubre
con espléndidos edificios religiosos y con teologías no menos sofisticadas. En la actualidad tenemos una situación
semejante; sólo que ahora no se cometen esas injusticias a nombre de la
religión, sino del ‘progreso’, la tecnología, la eficacia o el crecimiento
económico. Muchas guerras, catástrofes e injusticias se evitarían si, de una
vez para siempre, los seres humanos aprendieran el significado de los límites
que la misma existencia impone. Las construcciones no pueden sobrepasar las
posibilidades reales de los pueblos.
El Evangelio de Hoy nos recuerda que la
confianza hay que ponerla en Dios y su promesa de salvación. Lo que hay que
ponderar no son las bellezas físicas y las majestuosidades de nuestros
lugares de cultos sino, las buenas
relaciones entre las personas y las prácticas que nos eternizan, siguiendo a
Jesús. Lo que Jesús anuncia no es la destrucción y el caos, Él solo recuerda lo
que todo el mundo sabe: en el universo se dan catástrofes, fuertes vientos que
destruyen, terremotos que desmoronan hasta las mejores construcciones, guerra las
demoledoras. Nada de eso es el fin, el fin es la vida en Dios, la paz
universal, el Reino de Dios.
lunes, 26 de noviembre de 2012
LA CALIDAD DE NUESTRA PRÁCTICA
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 1-4
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos,
vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una
viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha
echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra;
pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir". Palabra del Señor.
Reflexión
En el Evangelio de Hoy escuchamos a Jesús decir: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie”. Sin embargo, lo que había ofrendado eran dos reales, mientras que los otros posiblemente habían donado cientos o miles. ¿Por qué la viuda ha echado más? Porque era todo lo que tenía, porque esos dos pesos eran su riqueza, su seguridad y se había despojado de todo para donarlo. Arriesgarlo todo significa darse, ofrecerse, despojarse. Eso fue lo que hiso Jesús, no ofrecer cosa externas sino ofrecerse él y nos dijo, “hagan esto en conmemoración mía”. Cada día nos encontramos con situaciones que exigen de nosotros esfuerzos grandes para comprenderlas o para remediarlas. Posiblemente digamos que no tenemos o que no contamos con los recursos, las fuerzas o las herramientas necesarias para actuar. No olvidemos que Jesús valora, no las cantidades sino la calidad. Lo importante no es dar el diezmo, lo importante y esencial es vivir la generosidad, compartir lo que somos y tenemos de manera confiada y alegre. Esta es la vía de la salvación y la realización humana. El donativo de la viuda pobre es mayor, porque ella da con mayor generosidad al entregar hasta lo único que tiene para vivir. Preguntémonos hoy por la calidad de nuestra práctica de fe. Y no olvidemos que no se trata de cumplir con Dios sino de vivir los valores que Jesús nos ha enseñado y dejado en herencia espiritual.
domingo, 25 de noviembre de 2012
INTRODUCIR VERDAD
“El Evangelio de Hoy”: Juan 18, 33b-37
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, dijo Pilato a
Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le contestó:
"¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?" Pilato replicó:
"¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a
mí; ¿qué has hecho?" Jesús le contestó: "Mi reino no es de este mundo.
Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera
en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí." Pilato le dijo:
"Conque, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy
rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de
la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz." Palabra del Señor.
Reflexión
El juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que
residía Pilatos cuando acudía a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de
abril del año treinta un reo indefenso llamado Jesús y el representante del
poderoso sistema imperial de Roma.
El evangelio de Juan relata el dialogo entre ambos. En realidad, más que un
interrogatorio, parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que
interesan mucho al evangelista. En un determinado momento Jesús hace esta
solemne proclamación: “Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de
la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”
Esta afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética
de Jesús: su voluntad de vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la
verdad, sino que busca la verdad y solo la verdad de un Dios que quiere un
mundo más humano para todos sus hijos e hijas.
Por eso, Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla
con sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos que tratan de
imponer su verdad. Tampoco como los funcionarios que la defienden por
obligación aunque no crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad
sino testigo.
Jesús no convierte la verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en
provecho propio sino en defensa de los pobres. No tolera la mentira o el
encubrimiento de las injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se
convierte así en “voz de los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada
voz” (Jon Sobrino).
Esta voz es más necesaria que nunca en esta sociedad atrapada en una grave
crisis económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes
presupuestos de la actuación de los grandes poderes financieros y de la gestión
política sometida a sus exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la
mentira.
Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales
causantes de la crisis y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las
víctimas más débiles e indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en
el centro de atención la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a
su situación cada vez más grave.
Es la primera verdad exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El
primer dato previo a todo. No nos podemos acostumbrar a la exclusión social y
la desesperanza en que están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús
hemos de escuchar su voz y salir instintivamente en su defensa y ayuda. Quien
es de la verdad escucha su voz.
sábado, 24 de noviembre de 2012
ECONOMÍA Y RESURRECCIÓN
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 20, 27-40
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo se acercaron a Jesús
unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: "Maestro,
Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer,
pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano". Pues
bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo
y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por
último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la
mujer? Porque los siete han estado casados con ella". Jesús les contestó:
"En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados
dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se
casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque
participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo
indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán,
Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos,
porque para él todos están vivos". Intervinieron unos letrados: "Bien
dicho, Maestro". Y no se atrevían a hacerle más preguntas. Palabra del Señor.
Reflexión
En El Evangelio de Hoy, se continúa el itinerario de Jesús, la ciudad de Jerusalén que es el escenario de suconfrontación final con los representantes del Israel institucional. La tercera escena ocurre en el interior del Templo. El dilema que los saduceos le plantean a Jesús aunque pueda parecer un problema religioso, es en realidad un problema económico. Como bien sabemos, la mujer era uno de las posesiones del varón, bien fuera éste el Padre o el esposo. Y como cualquier otro bien era transferible o abandonable.
Después de siete matrimonios legítimos en los que ella cambio de dueño, el problema era saber a quién le pertenecía. Por eso, la respuesta de Jesús coloca el problema en otro ámbito, porque la resurrección representa otro régimen de vida en el que las instituciones antiguas hechas para sujetar y controlar pierden su vigencia y las personas adquieren un nuevo estatus que los iguala en libertad y autonomía al de los ángeles. En la teología del ‘Dios de los vivos’ lo importante no es la legitimación de las ventajas económicas, sino la dignidad y la autonomía de la vida humana, percibida como un valor en sí mismo y no sometido a las veleidades de la conveniencia económica o de los prejuicios sociales y políticos.
viernes, 23 de noviembre de 2012
ESPACIOS PARA SERVIR
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 45-48
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo entró Jesús en el templo
y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi
casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una
"cueva de bandidos". Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los
senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de
que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus
labios. Palabra del Señor.
Reflexión
Ya en Jerusalén, Jesús se da cuenta de
la enorme
perversión que se vive hasta en el templo, porque en ese recinto sagrado se
refugian los que buscan ávidamente el poder económico y lo cubren legalmente
con una fachada religiosa. El cambio inequitativo de la moneda imperial por la
moneda del Templo era ocasión para que las personas pobres se vieran despojadas
de los centavos con los que acudían en peregrinación al Templo. La
indignación que siente Jesús al darse cuenta de las injusticias que se cometen
en detrimento de los menos favorecidos
económicamente, le lleva al enfrentamiento definitivo con los encargados de las
instituciones públicas y religiosas.
Nuestras sociedades actuales se nutren,
al igual que en la época de Jesús, de intercambios inequitativos en los que las
naciones pobres pagan precios exorbitantes por tener acceso a algunas cosas
básicas como la tecnología o los recursos energéticos. Pero todo se cubre con
el manto de la burocracia económica que defiende tales desventajas y las
presenta inclusive como la máxima expresión civilizadora. Al igual que Jesús
debemos desterrar de nuestros intercambios estas medidas ventajosas, aunque
sean legales. Que nuestras comunidades cristianas y sus líderes más “comprometidos”
en ellas, no se conviertan en explotadoras de los hermanos y hermanas, sino en
servidores sinceros y transparentes que viabilizan el crecimiento espiritual e
integral.
jueves, 22 de noviembre de 2012
IR MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 41-44
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a
Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú
comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a
tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te
sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán
piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida".Palabra del Señor.
Reflexión
En estos días hemos vuelto a vivir el terror de la violencia mortal en torno a Israel y los palestinos de la ciudad de Gaza. No hay paz todavía. Aunque se haya firmado la tregua sabemos que pronto reiniciarán las maniobras de ambos lados aunque de manera desigual. En todos nuestros pueblos se vive una especie de irracionalismo que nos lleva a sembrar la muerte en vez de abonar la vida poco a poco.
Legando a Jerusalén Jesús llora de indignación no comprende por qué los líderes de las instituciones que conducen la vida en estos territorios son capaces de vivir tan ciegos. Ante la vista de las magnificas edificaciones de Jerusalén Jesús lamenta que detrás de esa belleza arquitectónica se oculte la violencia, la injusticia y la impiedad. Todo el despliegue cultual, ritual e institucional que pretende mostrar a Dios en realidad lo oculta. Y, tal vez, el mayor conflicto que se encubre tras esos magníficos muros es el acuerdo entre las autoridades locales y los invasores romanos para oprimir y explotar a ese pueblo fiel y creyente que vive su fe en medio de grandes contradicciones. Esta lamentación de Jesús se hizo realidad unos treinta años después de su muerte cuanto la guerra entre los fanáticos religiosos judíos y los ejércitos romanos condujeron a la destrucción del Templo, la Ciudad y la Nación.
No nos durmamos en nuestros laureles, dentro de pocos días nuestras ciudades se embellecerán con las brillantes luces, los arreglos navideños y todo el despliegue publicitario que ocultará la violencia, la injusticia y las
grandes contradicciones que incrementan con el crecimiento de la ciudad. Jesús hace un llamado para que hagamos de nuestras ciudades y nuestras relaciones un espacio de paz. Pero no de la paz comprada al precio de la sangre, sino aquella que proviene del bienestar y de la armonía de las relaciones humanas. La justicia nos ayuda a crecer en la práctica de la igualdad. Podemos crecer hasta económicamente y en bienestar, pero para ellos habremos de compartir para que no crezcamos unos a costa de los otros sino juntos como pueblo. La justicia es una urgencia que no podemos descuidar.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
LA EFICACIA DE LOS ADMINISTRADORES
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 11-28.
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo dijo Jesús una parábola;
el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el Reino de Dios
iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: "Un hombre noble se
marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:
"Negocien mientras vuelvo".
Sus conciudadanos, que le aborrecían,
enviaron tras de él una embajada para informar: "No queremos que él sea
nuestro rey". Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los
empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado
cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido
diez". Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como
has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades". El
segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco". A ése le
dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades". El otro
llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el
pañuelo; te tenía miedo porque eres un hombre exigente, que reclamas lo que no
prestas y siegas lo que no siembras". Él le contestó: "Por tu boca te
condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que
no presto y siego lo que no siembro? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el
banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".
Entonces dijo a los presentes: "Quítenle
a éste la onza y dénsela al que tiene diez". Le replicaron: "Señor,
si ya tiene diez onzas". Les digo: "Al que tiene se le dará, pero al
que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a esos enemigos míos que no
me querían por rey, tráiganlo acá y dególlenlo en mi presencia"". Dicho esto, echó
a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén. Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús continúa hablando desde Jericó,
ciudad de paso hacia Jerusalén. No nos olvidamos que ya en Jericó Jesús ha
transformado la vida del ciego, le ha acompañado en su paso hacia la claridad,
la libertad y la visibilidad. También, vimos ayer la transformación de Zaqueo,
quien pasa de amante solamente del dinero, de insignificante y marginado
pecador público, a solidario y desvolvedor convertido a la fraternidad. El
Evangelio de Hoy anuncia otra transformación: la eficacia de los
administradores que, en la parábola, trabajan en la ausencia de su rey. Los
príncipes de los pequeños reinos recibían el título de manos de emperadores o
reyes más poderosos. Los administradores eran hombres de confianza y de
probadas capacidades. Por esta razón, la reacción del administrador inútil que
denigra de su patrón, pone en evidencia la ineficacia de su gestión y su
encubierto acuerdo con los enemigos del rey.
Con esta
parábola el evangelista Lucas nos prepara para comprender el ascenso de Jesús a
Jerusalén y su confrontación con los administradores inútiles que convirtieron
al Israel de esa época en un pueblo miserable e inconscientemente opuesto a la
voluntad de Dios. Las manos que tenían los recursos para obrar el bien y
preparar el retorno del rey, se volvieron inútiles e incluso se preparan para
deponerlo. En la vida cristiana ocurre algo semejante. Dios nos da todas las
capacidades y los recursos para que nuestras manos continúen su obra creadora;
sin embargo, podemos caer en la tentación de olvidarnos de su voluntad e
incluso de crear realidades contrarias a su venida.
Ahora que en nuestro medio vivimos
crisis profundas de credibilidad debido a la ineficacia de los administradores
de nuestros pueblos, quienes en vez de fomentar la igualdad, la justicia, las oportunidades y el bien común; en vez de
preparar un futuro prometedor para las generaciones venideras, se han dedicado
a enriquecerse ellos, creando déficits tras déficits. De nada nos serviría, tampoco, quedarnos
instalados en críticas opositoras y oportunistas y estériles. Somos invitados a
la creatividad, a la coherencia y la vigilancia capaz de producir las actitudes
que hacen presente el Reino de Dios. Pensemos en grande mirando al futuro y
actuemos en lo concreto de nuestros espacios y nuestro tiempo viviendo con los
pies sobre la tierra. Que nuestra manera de vivir constituya una protesta
radical contra todo lo que denigra la vida, la justicia y la fraternidad.
martes, 20 de noviembre de 2012
COMO ZAQUEO, NOSOTROS TAMBIÉN
“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 1-10
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo entró Jesús en Jericó y
atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico,
trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era
bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió en una higuera para verlo,
porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los
ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu
casa".
El bajó en seguida, y lo recibió muy
contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: "Ha entrado a hospedarse
en casa de un pecador". Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:
"Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de
alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más". Jesús le
contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de
Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba
perdido". Palabra del Señor.
Reflexión.
"Mira, la mitad de
mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le
restituiré cuatro veces más". La decisión de Zaqueo es clara y concreta.
Experimenta una transformación radical. Se siente delicadamente tenido en
cuenta por Jesús quien se acerca a él sin prejuicios, no lo juzga ni lo
condena. Es a ese tipo de encuentro personal, a este tipo de experiencia que
tenemos que llegar nosotros para poder operar una real conversión,
transformación que nos llene de la fuerza necesaria para poder decidir acogernos
al amor de a Dios y a su misericordia como lo más importante y preciado.
En Jericó, ciudad de
paso hacia Jerusalén, Jesús realiza varios signos que dejan ver la presencia de
Dios en medio de su pueblo aliviando sus sufrimientos y anunciando su Reino de
amor, de justicia y fraternidad. Aunque no acostumbramos verlo así, el mayor
milagro que hizo Jesús en su paso por esa legendaria ciudad fue ayudarle a
Zaqueo a que creciera en solidaridad, amor y justicia. Como cobrador de
impuestos, él tenía acceso a una enorme cantidad de recursos, pero sin embargo
era despreciado. Zaqueo consigue crecer con el llamado de Jesús y no
encaramándose en los árboles. Quienes vivimos encaramados en nuestras opciones
individuales sin tener en cuenta nuestra realidad con sus necesidades y urgencias,
somos incapaces de sensibilizarnos frente al sufrimiento ajeno. Por eso Jesús
llama a Zaqueo y nos llama a nosotros a “bajar para el encuentro con Dios”.
El evangelio de Hoy nos invita a que, como Zaqueo, crezcamos
ayudados por las enseñanzas de Jesús y que no nos trepemos en nuestros logros,
en nuestros títulos o en nuestras seguridades económicas con el pretexto de
buscarlo a Él. La grandeza de Zaqueo no está en su estatura, sino en la
capacidad de transformar su corazón para cambiar el mal que había hecho y
restituir la injusticia en la que vivía tan cómodamente. Así como los ojos del
ciego se abrieron para seguirlo, el corazón de Zaqueo se abre para servirlo. Hoy
tenemos una nueva oportunidad de crecer en nuestra adhesión y seguimiento de Jesús.
lunes, 19 de noviembre de 2012
SEÑOR QUE VEA DE NUEVO
“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 18, 35-43
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo, cuando se acercaba
Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al
oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello, y le explicaron: "Pasa
Jesús Nazareno". Entonces gritó: "¡Jesús, hijo de David, ten
compasión de mí!"
Los que iban delante le regañaban para
que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión
de mí!" Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le
preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" El dijo: "Señor, que
vea otra vez". Jesús le contestó: "Recobra la vista, tu fe te ha
curado". En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y
todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios. Palabra del Señor.
Reflexión
El Testo evangélico de la sanación del
ciego de Jericó es una gran invitación a ver de nuevo. Preguntémonos ¿Cómo
hemos visto hasta ahora? ¿Cuáles son nuestras maneras de ver las diferentes
realidades a nuestro alrededor? Ver de nuevo significaría, estar abiertos a lo
que Dios nos pide hoy en medio de nuestras situaciones. Es el ejercicio
profético que nos aportan los escritos de la Biblia que llamamos proféticos.
Estar atentos y atentas para discernir qué nos dice Dios en la coyuntura
actual, para ponernos a su servicio comunicando a los otros el mensaje de Dios. Descubrir la
voluntad de Dios para vivirla.
Al igual que el ciego de Jericó, muchos
vemos de manera equivocada a Jesús. El ciego veía a Jesús como ‘hijo del rey
David’ y restaurador de la monarquía, Jesús no era muy partidario de las
connotaciones de ese mesianismo. De hecho, Él no intenta cambiar esta visión
por medio de discursos o reprobaciones sino con el ejemplo y la acción. La
vista recobrada le permite al ciego ir detrás de Jesús y descubrir por sus
propios medios quién era realmente Él. Ver otra ves significa ver de manera
nueva, cambiar, dignificarse.
Pongamos mucha atención pues en nuestro
tiempo asistimos a una situación semejante. Muchas personas buscan a Jesús porque lo ven como una fuente
de milagros o, incluso, de poder. Otras lo siguen impresionadas por los títulos
con los que se exalta su figura. El evangelio nos invita a pedirle a Jesús que
sea Él quien abra nuestros ojos para que seamos nosotros mismos quienes lo
descubramos en los rostros de las personas que lo sirven en los más pobres y
que sufren al defender a las víctimas y al exigir justicia, como Él lo hizo
hace dos milenios. Dejemos que Jesús abra nuestros ojos. No tengamos miedo a
ver lo que antes no alcanzábamos a ver. Admitamos nuestras cegueras y pidámosle
a Jesús que tenga compasión de nosotros y nuestras gentes.
domingo, 18 de noviembre de 2012
NADIE SABE EL DÍA
“El Evangelio de Hoy”: Marcos 13, 24-32
Lectura del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducen que el verano está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sepan que él está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre." Palabra del Señor.
Reflexión
El mejor conocimiento del lenguaje apocalíptico, construido de imágenes y recursos simbólicos para hablar del fin del mundo, nos permite hoy escuchar el mensaje esperanzador de Jesús, sin caer en la tentación de sembrar angustia y terror en las conciencias. Un día la historia apasionante del ser humano sobre la tierra llegará a su final. Esta es la convicción firme de Jesús. Esta es también la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno. Esta vida terminará. ¿Qué va a ser de nuestras luchas y trabajos, de nuestros esfuerzos y aspiraciones? Jesús habla con sobriedad. No quiere alimentar ninguna curiosidad morbosa. Corta de raíz cualquier intento de especular con cálculos, fechas o plazos. “Nadie sabe el día o la hora…, sólo el Padre”. Nada de psicosis ante el final. El mundo está en buenas manos. No caminamos hacia el caos. Podemos confiar en Dios, nuestro Creador y Padre. Desde esta confianza total, Jesús expone su esperanza: la creación actual terminará, pero será para dejar paso a una nueva creación, que tendrá por centro a Cristo resucitado. ¿Es posible creer algo tan grandioso? ¿Podemos hablar así antes de que nada haya ocurrido?
Jesús recurre a imágenes que todos pueden entender. Un día el sol y la luna que hoy iluminan la tierra y hacen posible la vida, se apagarán. El mundo quedará a oscuras. ¿Se apagará también la historia de la Humanidad? ¿Terminarán así nuestras esperanzas? Según la versión de Marcos, en medio de esa noche se podrá ver al “Hijo del Hombre”, es decir, a Cristo resucitado que vendrá “con gran poder y gloria”. Su luz salvadora lo iluminará todo. Él será el centro de un mundo nuevo, el principio de una humanidad renovada para siempre. Jesús sabe que no es fácil creer en sus palabras. ¿Cómo puede probar que las cosas sucederán así? Con una sencillez sorprendente, invita a vivir esta vida como una primavera. Todos conocen la experiencia: la vida que parecíamuerta durante el invierno comienza a despertar; en las ramas de la higuera brotan de nuevo pequeñas hojas. Todos saben que el verano está cerca. Esta vida que ahora conocemos es como la primavera. Todavía no es posible cosechar. No podemos obtener logros definitivos. Pero hay pequeños signos de que la vida está en gestación. Nuestros esfuerzos por un mundo mejor no se perderán. Nadie sabe el día, pero Jesús vendrá. Con su venida se desvelará el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos Dios.
sábado, 17 de noviembre de 2012
BÚSQUEDA PERSISTENTE
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 18, 1-8
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a
los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta
parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le
importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a
decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se
negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los
hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar
pegándome en la cara". El Señor añadió: "Fíjense en lo que dice el
juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y
noche?, ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia sin tardar. Pero
cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de Hoy nos invita a orar
sin desanimarnos y sin ponerle fecha a Dios para que nos atienda. Nosotros
somos los necesitados frente al Dios amor. La viuda es el símbolo de los desprotegidos
en el pueblo de Dios, los más pobres e infelices. La única manera de obtener
justicia es por medio de la autoridad de una instancia judicial. Y ya nosotros sabemos bien cómo está
funcionando la justicia humana hace tiempo, y cada día peor. A diferencia de los fuertes, como los reyes,
los magnates, los hacendados y la aristocracia sacerdotal, que contaban con
ejércitos institucionales o personales para hacer valer sus pretensiones, el
único recurso contra la violencia del adversario es la justicia. Hoy tendría
que ser lo mismo pero ya sabemos
La Historia de la Salvación recogida
como experiencia de fe en nuestra Sagrada Escritura, nos enseña cómo reaccionar
frente a una realidad desprotegida e injusta. En la Biblia el ‘temor de Dios’ y
el respeto a la humanidad son sinónimos de la justicia como único remedio
eficaz contra la violencia con la que se busca hacer prevalecer los intereses
de un grupo sobre el bien de la mayoría. Pero, cuando las virtudes del juez y
las convenciones humanas fallan, el único recurso que queda es el de la
resistencia en la pertinaz exigencia de la justicia, porque, si se acude a la
violencia con los propios recursos, se cae en el juego del adversario. El
mensaje de Jesús insiste en la capacidad de resistencia, tenacidad y paciencia
de sus seguidores, capacidad que los lleva no sólo a sobreponerse a la
adversidad, sino a dar una respuesta serena y creativa a los límites que
imponen las conveniencias sociales.
Hoy más que nunca necesitamos actuar con
sabiduría. No podemos dejarnos llevar por las pasiones y los enfados
incontrolados. Exigir justicia una y otra ves como la viuda del evangelio, no
cansarnos de decir la verdad y buscar la justicia a través de medios adecuados.
Dios nos sostenga en nuestras búsquedas.
viernes, 16 de noviembre de 2012
RECOMPOSICIÓN
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 26-37
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus
discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días
del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en
el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en
tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día
que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así
sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en
la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el
campo, que no vuelva. Acuérdense de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse
su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. Les digo esto: aquella
noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán,
estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran;
estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán". Ellos le preguntaron: "¿Dónde,
Señor?" El contestó: "Donde está el cadáver se reunirán los buitres". Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de Hoy está lleno de símbolos y acontecimientos que expresan la cosmovisión de distintas épocas de la historia de salvación y la constante presencia del Dios de la Alianza. Noé, Lot y el Hijo del Hombre son figuras simbólicas que marcan el final de una época y el comienzo de otra. En el caso de Noé representa el orden, posterior a la violencia de Caín; fueron profundizándose los conflictos hasta que quedó amenazado no sólo el
orden social e histórico, sino el mismo orden natural y cósmico. El Diluvio es, entonces, un símbolo del naufragio de un orden social y la instauración de un nuevo orden por medio de una alianza, que tiene por emblema un arcoíris. En el caso de Lot está representado el fracaso de las ciudades para realizar la voluntad de Dios; la lluvia de fuego y azufre es el final simbólico de la pretensión de contener la violencia por medio de construcciones artificiales. El Hijo del Hombre es el símbolo con el que se identifica Jesús y que representa el final de la violencia legitimada por medio del Templo, la Ley y el comercio. Cada personaje y cada acontecimiento da paso a un pueblo renovado en su fe y dispuesto a recomponer todo su ser y quehacer.
No son figuras que busquen el miedo y la parálisis sino todo lo contrario. La experiencia acumulada en nuestra historia tiene mucho que enseñarnos para vivir nuestro tiempo de manera sabia y decidida. El evangelio quiere
mostrarnos cómo esos límites comportan a su vez nuevas posibilidades. La Alianza con Dios redime la violencia generalizada en la historia de Noé; la vida pastoril de Abraham es una alternativa contra la violencia de las
fortalezas urbanas. La vida que Jesús, el “Hijo del Hombre” nos muestra nos hace hermanos y hermanas y nos da el poder de transformarlo todo desde unas relaciones realmente fraternas y serviciales. Con todo lo que ya sabemos,
vivamos nuestra cotidianidad seguros de que Dios nos acompaña con su amor y su misericordia. Intentemos dejarnos conducir por su Espíritu. Todo irá bien, aún en medio de las dificultades propias de nuestra época.
jueves, 15 de noviembre de 2012
EL CUANDO Y EL DONDE DEL REINO DE DIOS
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 20-25
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, a unos fariseos que
le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó:
"El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí
o está allí; porque miren, el Reino de Dios está dentro de ustedes".
Dijo a sus discípulos: "Llegará
un tiempo en que desearán vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podrán. Si les
dicen que está aquí o está allí, no se vayan detrás. Como el fulgor del
relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".Palabra del Señor.
Reflexión
En el Evangelio de Hoy Jesús deja claro que El Reino de Dios no es un asunto geográfico como los reinos de este mundo, se trata de un estado de la realidad de acuerdo con la voluntad de Dios. Los grupos de la época de Jesús identifican el Reino con la dinastía davídica, con todas sus organizaciones, grupos e instituciones recreadas. Los grupos de fanáticos religiosos, como los fariseos, consideraban que era un asunto de perfeccionismo legal, y los grupos apocalípticos lo asimilaban a una catástrofe cósmica que moviera los cimientos mismos de la historia de la humanidad. Algunas de estas maneras de pensar persisten aún entre los hombres y mujeres de hoy organizados en distintas iglesias.
La comunidad cristiana, en sus inicios, descubría los signos del Reino en la acción redentora de Jesús sobre pobres, marginados, pecadores, enfermos, endemoniados y extranjeros. Es decir, identificaban el Reino con un orden de salvación en el que los límites humanos eran superados por acciones misericordiosas y servicios solidarios. En nuestra época, muchos identifican el fin del mundo con las catástrofes naturales o con los desastres ambientales producto de la industrialización; otros confían en que la salvación les vendrá de un ahorro programado o de una dieta rejuvenecedora. Los seguidores de Jesús seguimos confiando en la eficacia del amor universal y del servicio desinteresado. Por eso estamos llamados a ser creativos para concretizar el crecimiento del Reino de Dios desde actitudes profundas que nos muevan a vivir el bien con nuestros
hermanos y hermanas sin buscar ganancias que no sea el ver surgir una sociedad más humana que comparte los valores de la justicia y la fraternidad.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 11-19
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, yendo Jesús camino de
Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo,
vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le
decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Al verlos, les
dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes". Y mientras iban de camino,
quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a
Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole
gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han
quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que
este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete;
tu fe te ha salvado". Palabra del
Señor.
Reflexión
En el Evangelio de Hoy Jesús vive un
gesto sublime al encontrarse con leprosos, que, por su enfermedad y fealdad,
eran mortalmente despreciados. Incluso sus propios discípulos están ausentes de
la escena. La sanación que Jesús obra sobre el grupo les restaura la salud y el
Templo certifica el resultado por medio de una ofrenda. El samaritano, tratado
como extranjero por sus propios correligionarios, es el único que retorna,
porque se reconoce en deuda con Jesús y no con el Templo que nunca lo ha
reconocido. El samaritano es el único que reconoce que la salud no se
identifica con la salvación y que la única deuda que tiene es la de la
gratitud. Con esta actitud reconoce que no sólo ha sanado su cuerpo, sino que
ha restaurado su espíritu, es decir, ha entrado en el nuevo orden que es la
salvación.
martes, 13 de noviembre de 2012
¿HEMOS HECHO LO QUE TENÍAMOS QUE HACER?
“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 7-10
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo dijo el Señor:
"Supongan que un criado de ustedes trabaja como labrador o como pastor;
cuando vuelve del campo, ¿quién de ustedes le dice: "En seguida, ven y
ponte a la mesa"? ¿No le dirán "Prepárame la cena, cíñete y sírveme
mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tienen que estar agradecidos al criado porque ha
hecho lo mandado? Lo mismo ustedes: Cuando hayan hecho todo lo mandado, digan:
"Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."
Palabra del Señor.
Reflexión
¿Qué hemos sido y qué hemos hecho hasta hoy? ¿Sentimos que era eso lo que Dios nos ha pedido? La acción de Dios hacia nosotros es Don gratuito de su parte. No nos pide nada a cambio y así debe ser nuestro accionar a favor de los demás. Dios nos llama a vivir una misión durante nuestra vida. La vivencia de esa misión nos hará felices, nos dará las energías suficientes para sentirnos comprometidos con nosotros mismos y con nuestra sociedad. La religión con frecuencia convierte la recompensa en una sutil y poderosa tentación. La parábola que propone el evangelio contradice la lógica, que convierte la recompensa en una reacción natural ante una acción aprobada. La búsqueda de compensaciones esconde un peligro: el sentirse motivado sólo por estímulos externos y no valorar la motivación interior propia, como motor de la acción. Otro peligro es considerar más valiosa la gratificación que la acción. No podemos continuar creyendo que nuestra salvación dependa de nuestras acciones. Dios ya nos ha salvado en Jesús, su vida, su muerte y su resurrección. Lo nuestro tiene que ser experimentar esta verdad reconociendo el amor que Dios nos tiene. A partir de ahí, estaremos en la capacidad de confiar en el Señor y vivir para hacer su voluntad, sirviendo a nuestros hermanos…
El evangelio de hoy nos que desde la lógica cristiana la acción del servicio es valiosa en sí misma y el valor agregado de esa acción es la gratuidad. Nada hay más valioso que lo que no tiene precio y nada es más gratificante que lo que se hace sin esperar recompensa. Esta lógica contradice la de la prosperidad, en la que se esperan beneficios mayores, o al menos proporcional, a la acción emprendida. El servicio diligente y desinteresado es la respuesta de la naciente comunidad cristiana frente a la liturgia oficial judía, que cambiaba favores divinos por ofrendas en dinero, alimentos y animales para el sacrificio. Nosotros tenemos hoy el desafío de romper con la estrategia de la cultura mercantilista, que programa nuestras reacciones para responder únicamente al estímulo de la recompensa o de la gratificación. Pidamos a Dios que nos acompañe con su Espíritu de sabiduría para encontrar la manera de entender y acoger con alegría su amor incondicional, y, aprender de él para vivir nuestra misión.
lunes, 12 de noviembre de 2012
LA FE Y EL PERDÓN
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 1-6
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: "Es inevitable que sucedan escándalos; pero !ay del que los
provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le
encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tengan
cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si
te ofende siete veces en un día y siete veces vuelve a decirte: "Lo
siento", lo perdonarás". Los apóstoles le pidieron al Señor:
"Auméntanos la fe". El Señor contestó: "Si tuvieran fe como un
granito de mostaza, dirían a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en
el mar", y les obedecería". Palabra del señor.
Reflexión
En el Evangelio de Hoy se nos habla
del escándalo. ¿Qué es escandalizar a
los pequeños? Escandalizar es hacer lo que es contrario a nuestra fe. Siendo
miembros de una comunidad cristiana estamos llamados a vivir como cristianos. Si
conociendo lo que somos actuamos de forma incoherente, estamos llevando a los
demás miembros de nuestras comunidades al escándalo. Los pequeños son personas
que abrazan la fe cristiana, pero carecen de una formación especial que les
permita comprender las extravagancias de esas personas que son incapaces de
vivir su fe en Jesús. Quienes más nos implicamos en las comunidades cristianas
estamos más urgidos a vivir nuestra fe de manera transparente.
El Evangelio nos sugiere una práctica
muy necesaria en la vida comunitaria y en general: el perdón y la
reconciliación del y con nuestros hermanos y hermanas. El perdón y la
reconciliación llevan consigo el reconocimiento de una falta hacia otro y la
petición de perdón (lo siento). La mejor manera de crecer en la fe es practicando
esta enseñanza de Jesús pues sabemos lo fácil que se nos hace ofender a quienes
tenemos cerca, debido a nuestro egoísmo y a las diferencias que tenemos los
unos y los otros. Así que recordemos que el depósito de nuestra fe lo tenemos
dentro, en nuestro corazones… no podemos llenarnos de fe desde fuera de
nosotros. Por eso cuando los apóstoles le piden a Jesús que le aumente la fe,
Jesús responde diciéndoles que practiquen la que ya tienen, que perdonen a
quienes les ofenden. Es una nueva oportunidad para crecer en la fe la que
tenemos en este año de la fe que la Iglesia vive. Hoy es un buen día para perdonar
y reconciliarnos sin que con ello hagamos mucho ruido, pero una alegría inmensa
poblará nuestro interior, aumentando nuestras capacidades de respuestas a las
situaciones desagradables que nos lleguen día a día.
domingo, 11 de noviembre de 2012
LO MEJOR DE LA IGLESIA
“El Evangelio de Hoy”: Marcos 12, 38-44
Lectura
del Santo Evangelio según San Marcos:
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la
gente, dijo: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio
ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en
las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de
las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más
rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas,
observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad;
se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los discípulos, les
dijo: "Les aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las
ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero
ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir." Palabra
del Señor.
Reflexión
El contraste entre las dos escenas no puede ser más fuerte. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a los dirigentes religiosos: “¡Cuidado con los letrados!”, su comportamiento puede hacer mucho daño. En la segunda, llama a sus discípulos para que tomen nota del gesto de una viuda pobre: la gente sencilla les podrá enseñar a vivir el Evangelio.
Es sorprendente el lenguaje duro y certero que emplea Jesús para desenmascarar la falsa religiosidad de los escribas. No puede soportar su vanidad y su afán de ostentación. Buscan vestir de modo especial y ser saludados con reverencia para sobresalir sobre los
demás, imponerse y dominar.
La religión les sirve para alimentar fatuidad. Hacen “largos rezos” para impresionar. No crean comunidad, pues se colocan por encima de todos. En el fondo, solo piensan en sí mismos. Viven aprovechándose de las personas débiles a las que deberían servir.
Marcos no recoge las palabras de Jesús para condenar a los escribas que había en el Templo de Jerusalén antes de su destrucción, sino para poner en guardia a las comunidades cristianas para las que escribe. Los dirigentes religiosos han de ser servidores de la comunidad. Nada más. Si lo olvidan, son un peligro para todos. Hay que reaccionar para que no hagan daño.
En la segunda escena, Jesús está sentado enfrente del arca de las ofrendas. Muchos ricos van echando cantidades importantes: son los que sostienen el Templo. De pronto se acerca una mujer. Jesús observa que echa dos moneditas de cobre. Es una viuda pobre, maltratada por la vida, sola y sin recursos. Probablemente vive mendigando junto al Templo.
Conmovido, Jesús llama rápidamente a sus discípulos. No han de olvidar el gesto de esta mujer, pues, aunque está pasando necesidad, “ha echado todo lo que tenía para vivir”. Mientras los letrados viven aprovechándose de la religión, esta mujer se desprende de todo por los demás, confiando totalmente en Dios.
Su gesto nos descubre el corazón de la verdadera religión: confianza grande en Dios, gratuidad sorprendente, generosidad y amor solidario, sencillez y verdad. No conocemos el nombre de esta mujer ni su rostro. Solo sabemos que Jesús vio en ella un modelo para los futuros dirigentes de su Iglesia.
También hoy, tantas mujeres y hombres de fe sencilla y corazón generoso son lo mejor que tenemos en la Iglesia. No escriben libros ni pronuncian sermones, pero son los que mantienen vivo entre nosotros el Evangelio de Jesús. De ellos hemos de aprender los presbíteros y obispos.
sábado, 10 de noviembre de 2012
EL USO DEL DINERO
“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 16, 9-15
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo decía Jesús a sus
discípulos: "Gánense amigos con el dinero injusto, para que, cuando les
falte, los reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo,
también en lo importante es de fiar, el que no es honrado en lo menudo, tampoco
en lo importante es honrado. Si no fueron de fiar en el vil dinero, ¿quién les
confiará lo que vale de veras? Si no fueron de fiar en lo ajeno, lo de ustedes,
¿quién se lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien
aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso
del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero".
Oyeron esto unos fariseos, amigos del
dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Ustedes presumen de
observantes delante de la gente, pero Dios les conoce por dentro. La arrogancia
con los hombres, Dios la detesta". Palabra del Señor.
Reflexión
El dinero injusto o sucio que nosotros
conocemos es aquel proveniente del engaño, de los negocios ilícitos, de la
corrupción, del robo, de los atracos y asesinatos, y de la desigualdad
vergonzante que se vive en nuestros países. La expresión “dinero sucio”
tiene en nuestra época el significado de riqueza mal adquirida o de
enriquecimiento ilícito. Sin embargo, el evangelio no habla de esto, sino del
dinero como tal. En la época de Jesús la moneda se consideraba sucia porque
había pasado por muchas manos y había entrado en contacto con muchas impurezas.
Además, porque se convertía en medio para despojar a las personas de su
trabajo, ya por los salarios indebidamente retenidos o por los cambios
desventajosos entre la moneda nacional y la extranjera a los que los pobres
eran sometidos constantemente, para pagar los impuestos del Imperio o del
Templo.
Frente
a los que tienen como Dios al dinero sin importarle el método que utilicen para
conseguirlo, la enseñanza de Jesús considera que el dinero es sucio no porque
se contamine en la mano de los extranjeros o en el contacto con sustancias
impuras, sino porque se utiliza para diferenciar a las personas por su
abundancia o carencia. Esa diferenciación de personas hace que una minoría
tenga todo el poder y todas las oportunidades y que la mayoría tenga todas las
obligaciones y desventajas. Frente al sucio dinero, Jesús opone la honestidad,
que garantiza la justicia, porque el dinero es un fetiche o ídolo que
representa los valores dominantes en una sociedad basada en el lucro
injustificado, la codicia y el afán de dominio. Somos invitados urgentemente a revalorizar
a las personas en su contexto, a tener una actitud de libertad frente a los
bienes, y a saber utilizar el dinero para cuidar la vida, no solo la nuestra,
sino, especialmente la vida amenazada de los empobrecidos, de los enfermos y
los sin familia.
viernes, 9 de noviembre de 2012
HACER EL BIEN Y DISFRUTARLO
“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 16, 1-8
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus
discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia
de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso
que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas
despedido".
El administrador se puso a echar sus
cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para
cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para
que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su
casa". Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero:
"¿Cuánto debes a mi amo?" Este respondió: "Cien barriles de
aceite". Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe
cincuenta". Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" El
contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: "Aquí está tu
recibo, escribe ochenta". Y el amo felicitó al administrador injusto, por
la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son
más astutos con su gente que los hijos de la luz". Palabra del Señor.
Reflexión
La decisión de seguir a Jesús u su evangelio
lleva consigo la adopción de unos valores distintos a los del común de las
personas. El cristiano no actúa con malicia sino con amor, con respeto y
justicia. La parábola del evangelio de hoy distingue entre la astucia para hacer
el bien y la malicia. El administrador de repente se ve despojado del cargo que
había recibido por la voluntad caprichosa y unilateral del patrono. Su única
alternativa es cobrarse por adelantado y con creces. Por eso el patrono, cuando
descubre su táctica, lo felicita, ya que simplemente ha tomado por anticipado
lo que le corresponde por sus servicios. Los creyentes de hoy tenemos mucho que
aprender de este ejemplo. Tenemos que aprender a disfrutar haciendo el bien,
dedicando nuestro tiempo a los otros, sirviendo
los demás. No esperar todo para después.
En realidad esta parábola nos habla de
las relaciones entre empleadores y empleados. Jesús aprovecha este conflicto
laboral para indicarnos dos cosas. La primera, que, si optamos por el evangelio
y sus valores, nos veremos en serias desventajas para competir en el mundo en
sus términos. Como cristianos auténticos, siempre antepondremos el valor
inalienable de las personas, el respeto por la libertad y la supremacía del
Reino como criterios permanentes de acción, lo que automáticamente dará ventaja
a la malicia de quienes basan su existencia en el cálculo racional de las
prerrogativas y sólo trabajan para sus intereses personales o los de su grupo.
Al mismo tiempo, el evangelio nos da la ventaja de vivir libres, actuando de
acuerdo a unos principios humanizadores y universales, y de poner toda la
astucia en función de la instauración del Reino. No nos dejemos seducir por el
espejismo del neoliberalismo y la ley del mercado que solo valoran los
beneficios propios sin importar los males que haya que causar para obtenerlo.
jueves, 8 de noviembre de 2012
LA ALEGRÍA DE LA CONVERSIÓN
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 15, 1-10
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: "Ese acoge a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicítenme!, he encontrado la oveja que se me había perdido". Les digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles "¡Felicítenme!, he encontrado la moneda que se me había perdido". Les digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta". Palabra del Señor. Reflexión La conversión conduce a la alegría, a participar del Reino de Dios me manera consciente y libre. Es por eso que Jesús insiste en este tema. Existe una conversión vista desde las instituciones religiosas, las iglesias que organizan la práctica religiosa de quienes integran sus filas. Para estas tradiciones, convertirse equivale a cumplir con lo mandado, observar la vida diseñada en esa iglesia. Por eso se harán llamados constantes a la conversión vista como integración a tal iglesia, grupo o tradición religiosa. Pero la conversión de que nos habla el Evangelio es otra, es la conversión al Evangelio, a la voluntad de Dios. Esta conversión es más exigente. Consiste en estar atento a lo que Dios nos dice, escuchar la voz de Dios que nos habla en la realidad cotidiana y en todos los acontecimientos de nuestra historia. Al escuchar aDios estamos listos para hacer su voluntad de amor y servicio a nuestros hermanos y hermanas. Es una práctica seria de atención al evangelio que nos envía en misión, no anunciar condena de parte de Dios sino, anunciar su misericordia, su ternura y cercanía. Anunciar la alegría de haber reconocido el amor que Dios nos tiene y nuestra fe en su promesa de salvación desde ya y para siempre. Jesús nos presenta el Reino como una celebración familiar y comunitaria de la vida y de los valores recuperados e integrados en el grupo de amigos y amigas del Reino. Somos llamados a vivir el evangelio. Esta será la manera de nosotros ir tras las ovejas descarriadas y la moneda perdida. Pidamos para ellos el don de la alegría, la sabiduría del Espíritu.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles "¡Felicítenme!, he encontrado la moneda que se me había perdido". Les digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta". Palabra del Señor. Reflexión La conversión conduce a la alegría, a participar del Reino de Dios me manera consciente y libre. Es por eso que Jesús insiste en este tema. Existe una conversión vista desde las instituciones religiosas, las iglesias que organizan la práctica religiosa de quienes integran sus filas. Para estas tradiciones, convertirse equivale a cumplir con lo mandado, observar la vida diseñada en esa iglesia. Por eso se harán llamados constantes a la conversión vista como integración a tal iglesia, grupo o tradición religiosa. Pero la conversión de que nos habla el Evangelio es otra, es la conversión al Evangelio, a la voluntad de Dios. Esta conversión es más exigente. Consiste en estar atento a lo que Dios nos dice, escuchar la voz de Dios que nos habla en la realidad cotidiana y en todos los acontecimientos de nuestra historia. Al escuchar aDios estamos listos para hacer su voluntad de amor y servicio a nuestros hermanos y hermanas. Es una práctica seria de atención al evangelio que nos envía en misión, no anunciar condena de parte de Dios sino, anunciar su misericordia, su ternura y cercanía. Anunciar la alegría de haber reconocido el amor que Dios nos tiene y nuestra fe en su promesa de salvación desde ya y para siempre. Jesús nos presenta el Reino como una celebración familiar y comunitaria de la vida y de los valores recuperados e integrados en el grupo de amigos y amigas del Reino. Somos llamados a vivir el evangelio. Esta será la manera de nosotros ir tras las ovejas descarriadas y la moneda perdida. Pidamos para ellos el don de la alegría, la sabiduría del Espíritu.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
POR AMOR
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 14, 25-33
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba
a Jesús; él se volvió y les dijo: "Si alguno se viene conmigo y no pospone
a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus
hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su
cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de ustedes, si
quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver
si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede
acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre
empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar
la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres
podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro
está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo ustedes:
el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío. Palabra del
Señor.
Reflexión
En el Evangelio de hoy Jesús
propone entender la renuncia a los bienes como donación solidaria. Algunas
comunidades religiosas, como el grupo de los ‘esenios’ tenían la costumbre de
exigir a sus miembros que entregaran sus bienes a la comunidad. Por el
contrario, Jesús no pide esto, sino que advierte que lo primero es amarle a él
sin apegos enfermizos hacia la familia o hacia el propio estilo de vida. Jesús
no pide diezmos ni donaciones de cosas, pide la entrega amorosa y personal.
Quien se siente identificado
con Jesús y su anuncio aprende a amar sin límites. Ese amor por Jesús pasa por
abrazar su causa, aunque esto implique literalmente cargar con una cruz. Estas
exigencias hacen evidente que el seguimiento de Jesús comienza con una profunda
evaluación de las propias convicciones, pero al mismo tiempo nos hacen caer en
la cuenta que él exige una disponibilidad más allá de todo raciocinio conforme
a los valores del mundo presente. El hacendado se sienta a hacer cuentas para
determinar el alcance de los recursos; el rey que se dispone a defender unas
pretensiones delibera con sus consejeros, pero la persona que sigue a Jesús ora
al Padre porque sabe que su opción escapa al cálculo racional y a la
deliberación estratégica. Los bienes por los que opta quien ama a Jesús son
inconmensurables respecto a los que proporciona el poder o la riqueza. Jesús
promete estar siempre con nosotros y por eso, el alcance de nuestra vida va
mucho más allá de lo que podemos imaginar con nuestros cálculos y proyecciones.
Confiemos y sigamos a Jesús como él nos lo enseña, nada nos faltará.
martes, 6 de noviembre de 2012
SOMOS INVITADOS, PARTICIPEMOS YA
El
Evangelio de Hoy”: Lucas 14, 15-24
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo, uno de los comensales
dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de
Dios!"
Jesús le contestó: "Un hombre daba
un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un
criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado."
Pero ellos se excusaron uno tras otro.
El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo.
Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de
bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me
acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir."
El criado volvió a contárselo al amo.
Entonces el dueño de casa, indignado, le
dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete
a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos."
El criado dijo: "Señor, se ha hecho
lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo:
"Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me
llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi
banquete." Palabra del Señor.
Reflexión.
Seguro que nosotros también tenemos
nuestras prioridades inmediatas en la vida.
Tenemos nuestros hábitos y nuestras costumbres. ¿Qué lugar ocupa la fe en
nuestras prioridades? El Evangelio de Hoy nos invita a no dejar la invitación de Dios para cuando no tengamos
nada más que hacer. El Reino de Dios es para nosotros. El Reino de Dios nos con
viene más que cualquier otra cosa. Metamos en nuestra práctica cotidiana y en
nuestras agendas diarias las tareas a realizar para nuestra participación en el
Reino de Dios. Dios nos regala gratuitamente esta oportunidad pero tiene que
ser conscientemente aceptada por nosotros y practicada sin demora. Nuestros
hermanos y hermanas nos esperan para que les sirvamos y les brindemos nuestro
cariño y ternura.
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