“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 20-25
Lectura del santo evangelio según
san Lucas:
En aquel tiempo, a unos fariseos que
le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó:
"El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí
o está allí; porque miren, el Reino de Dios está dentro de ustedes".
Dijo a sus discípulos: "Llegará
un tiempo en que desearán vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podrán. Si les
dicen que está aquí o está allí, no se vayan detrás. Como el fulgor del
relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación". Palabra del Señor.
Reflexión
En el Evangelio de Hoy Jesús deja
claro que El Reino de Dios no es un asunto geográfico como los reinos de este
mundo, se trata de un estado de la realidad de acuerdo con la voluntad de Dios.
Los grupos de la época de Jesús identifican
el Reino con la dinastía davídica, con todas sus organizaciones, grupos e
instituciones recreadas. Los grupos de fanáticos religiosos, como los fariseos,
consideraban que era un asunto de perfeccionismo legal, y los grupos
apocalípticos lo asimilaban a una catástrofe cósmica que moviera los cimientos
mismos de la historia de la humanidad. Algunas de estas maneras de pensar
persisten aún entre los hombres y mujeres de hoy organizados en distintas
iglesias.
La comunidad
cristiana, en sus inicios, descubría los signos del Reino en la acción
redentora de Jesús sobre pobres, marginados, pecadores, enfermos, endemoniados
y extranjeros. Es decir, identificaban el Reino con un orden de salvación en el
que los límites humanos eran superados por acciones misericordiosas y servicios
solidarios. En nuestra época, muchos identifican el fin del mundo con las
catástrofes naturales o con los desastres ambientales producto de la
industrialización; otros confían en que la salvación les vendrá de un ahorro
programado o de una dieta rejuvenecedora. Los seguidores de Jesús seguimos
confiando en la eficacia del amor universal y del servicio desinteresado. Por
eso estamos llamados a ser creativos para concretizar el crecimiento del Reino
de Dios desde actitudes profundas que nos muevan a vivir el bien con nuestros
hermanos y hermanas sin buscar ganancias que no sea el ver surgir una sociedad
más humana que comparte los valores de la justicia y la fraternidad.
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