EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 30 de noviembre de 2012

LLAMADA Y RESPUESTA, MOVIMIENTO


“El Evangelio de Hoy”: Mateo 4,18-22

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Vengan y síganme, y los haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Palabra del Señor.

Reflexión.

La fiesta de San Andrés nos trae este texto del Evangelio según San Mateo en el que se nos habla de la llamada a seguirle que Jesús dirige a sus primeros discípulos. Estos no hacen ningún cursillo de preparación antes de iniciar su camino tras los pasos de Jesús. Son trabajadores y Jesús va a encontrarlos a sus lugares de trabajo diario. Lo importante es escuchar el llamado y buscar un encuentro personal con el que le invita a cambiar sus vidas.
 
Una de las realidades, contadas por los evangelistas, que más nos sorprenden es que esos discípulos responden con una generosidad, prontitud y decisión extraordinarias, ya que comprenden qué les pide Dios por medio de la voz de una persona que para ellos era casi un desconocido. Ese llamado tiene varios momentos. Primero, un encuentro con Jesús, quien, mientras ellos se ocupan de su sustento, él se consagra a la predicación del evangelio. Segundo, después del encuentro viene la invitación para que lo acompañen y algún día se conviertan en pescadores de la nueva humanidad. El camino que él les propone tiene un comienzo, pero es una incógnita todavía su final. El tercer momento es la respuesta, que implica dejarlo todo, romper con la vida anterior y lanzarse hacia lo desconocido. Cuando Dios llama, nuestra respuesta nos moviliza. Muestra de ello es el testimonio bíblico de Abrahán, Moisés, Jacob, los profetas, María, Jesús mismos a partir de su bautismo… El compromiso de fe se vive como un desplazamiento, un cambio de vida, una respuesta a la llamada de Dios.
 
 No es un camino para todos ni todas, sino para aquellos y aquellas que quieren estar con él. Para la multitud Jesús procurará una formación más general, un mensaje más sencillo y simbólico. Para sus seguidores, hombres y mujeres de toda clase, raza y nación, Jesús les propone un camino nuevo, un seguimiento radical encaminado a la transformación de la realidad de acuerdo a la voluntad de Dios de humanizar la vida de su pueblo. ¿Cómo seguimos nosotros a Jesús hoy?

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