“El Evangelio de Hoy”: Lc 19,41-44
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y
ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este
día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día
en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco,
te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no
reconociste el momento de mi venida." Palabra del Señor.
Reflexión
Lo que conmueve a Jesús y le hace llorar es la
indiferencia, la miopía, la corrupción, la prepotencia y la violencia de los
dirigentes de su pueblo. Y creo que podemos hacer un paralelo con los
dirigentes de nuestras sociedades. Observamos un deterioro creciente de la
justicia, de la fraternidad, de las instituciones con vocación de servicio. Sabemos
que la corrupción arropa nuestros pueblos. Pero, sin embargo, seguimos con más
de lo mismo… discursos, promesas, argumentos, acusaciones y contraacusaciones…
Planes sobre planes… Y la inseguridad, la violencia, los niveles vergonzantes
de desigualdad aumentan sin que avistemos variaciones positivas en el marco
institucional.
La misma realidad que hace llorar a Jesús se
ha venido repitiendo en estos dos mil años últimos. No seamos insensibles
frente al sufrimiento de los pueblos. Si hay que llorar lloremos, pero no
dejemos de hacer planteamientos, sugerencias, pruebas o ensayos de avances. Es
el momento de volvernos creativos a favor del bien y de las soluciones a
nuestros problemas comunitarios. Dejémonos inspirar por Jesús.
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