EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 16 de septiembre de 2021

TUS PECADOS ESTÁN PERDONADOS


 

“El Evangelio de Hoy”: Lc 7, 36-50

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

 

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora". Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El respondió: "Dímelo, maestro". Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente".

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor, pero al que poco se le perdona, poco ama". Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados". Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz". Palabra del Señor.

 

Reflexión

 

Estamos frente a una defensa plena de respeto, un significativo gesto de liberación que Jesús realiza a favor de la mujer pecadora y arrepentida, ante el fariseo Simón. El Evangelio de Hoy ocupa un lugar importante en la búsqueda de la identidad de Jesús y del perdón de Dios. El fariseo Simón, es llevado a emitir un juicio aparentemente impersonal ("Supongo que aquel a quien le perdonó más"). Con esta conclusión de Simón Jesús pasa a explicarle que ante Dios las situaciones humanas de justos y pecadores quedan profundamente alteradas: La mujer, una pecadora pública socialmente despreciada y marginada, se convierte en ejemplo de conversión y acogida del perdón gratuito y misericordioso de Dios. Simón, el fariseo justo, resulta juzgado, frente a los expresivos gestos de amor de aquella mujer sin nombre, a quien se le han perdonado sus muchos pecados.

 

Queda claro que el perón viene de Dios gratuitamente, de su amor misericordioso que toma la iniciativa de perdonar y así provoca el arrepentimiento humano, al sentirse acogido. El amor mostrado por esta mujer es muestra de que acepta el perdón y está dispuesta a cambiar de vida como agradecimiento. Así como el pecado se explica como un rechazo de Dios y de su amor, la conversión se muestra con el agradecimiento y con el amor a Dios y al prójimo. El perdón de Dios no consiste en un borrón y cuenta nueva, sino en una invitación, una liberación y una capacitación para entrar en una nueva relación con Dios basada en el amor.

 

Si aplicamos este evangelio a nuestra sociedad violenta, rencorosa y vengativa, deberíamos reflexionar con mayor creatividad en la eficacia del perdón, otorgado como expresión de un amor capaz de generar nuevas conductas basadas en un amor que respeta la dignidad de las personas y construye auténtica justicia, paz y armonía. Somos invitados a pasar de los prejuicios que condenan y la justicia que castiga, al amor regenerador e inspirador de cambios profundos. Dios nos ayude a aprender de Jesús esta lógica de vida fraterna.

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