EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 14 de septiembre de 2020

EXALTACIÓN DEL AMOR


 

“El Evangelio de Hoy”: Jn 3,13-17

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él." Palabra del Señor.

Reflexión

En medio de una sociedad y época que sólo parece exaltar el placer y el bienestar, celebramos la fiesta de la «exaltación de la Cruz». Cuando un creyente mira al Crucificado y penetra con los ojos de la fe en el misterio que se encierra en la Cruz, sólo descubre amor inmenso, ternura insondable de Dios que ha querido compartir nuestra vida y nuestra muerte hasta el extremo. Lo dice el evangelio de Juan de manera admirable: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo para que todo el crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna».

La Cruz nos revela el amor increíble de Dios. Ya nada ni nadie nos podrán separar de Él. Si Dios sufre en la cruz, no es porque ama el sufrimiento sino porque no lo quiere para ninguno de nosotros. Si muere en la cruz, no es porque menosprecia la felicidad, sino porque la quiere y la busca para todos, sobre todo para los más olvidados y humillados. Si Dios agoniza en la cruz, no es porque desprecia la vida, sino porque la ama tanto que sólo busca que todos la disfruten un día en plenitud.

Por eso, la Cruz de Cristo la entienden mejor que nadie los crucificados: los que sufren impotentes la humillación, el desprecio y la injusticia, o los que viven necesitados de amor, alegría y vida. Ellos celebrarán hoy la Exaltación de la Cruz no como una fiesta de dolor y muerte, sino como un misterio de amor y vida.


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