Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
martes, 15 de septiembre de 2020
CONSUELO DE LOS AFLIGIDOS
“El Evangelio de Hoy”: Lc 7, 11-17
Lectura del santo evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad
llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a
la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único
de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la
acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores."
Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
"¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!" El muerto se incorporó y
empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban
gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios
ha visitado a su pueblo;" La noticia del hecho se divulgó por toda la
comarca y por Judea entera. Palabra del Señor.
Reflexión
Este Evangelio presenta a Jesús caminando con sus
discípulos y una gran muchedumbre. También la mujer viuda es acompañada por
mucha gente. Se destaca la iniciativa misericordiosa del gesto de
Jesús: Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores."
A Jesús se le removieron las entrañas al ver a esta viuda llorar a su único
hijo y tiene compasión de ella sin que nadie se lo pida. Tenemos que aprender
que lo importante no es el prodigio, el poder sobrenatural que le devuelve la
vida a un muchacho muerto, sino la acción que brota de la bondad misericordiosa
de Jesús ante el sufrimiento humano: compasión, consuelo, cercanía, compromiso
personal y eficaz. La bondad de Jesús no se queda en sentimiento, sino que
genera vida, es una fuerza transformadora de la tristeza, el dolor y la
impotencia a la vida y a alegría. Y Jesús se lo dio a su madre… fue el llanto
desconsolado de la mujer lo que le conmovió. ¿Somos sensibles al llanto y a los
problemas de quienes nos rodean? ¿A qué nos mueve el sufrimiento de los demás?
Dejémonos tocar por la práctica del Corazón bondadoso de Jesús.
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