Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
viernes, 11 de septiembre de 2020
VER CLARO Y AYUDAR
“El Evangelio de Hoy”: Lc 6,39-42
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: "¿Acaso puede un ciego
guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que
su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por
qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga
que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame
que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo?
¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar
la mota del ojo de tu hermano."Palabra del Señor.
Reflexión
Cuál es nuestra capacidad para manejar las consecuencias de nuestras actuaciones? Es
fácil culpar irresponsablemente a los demás disculpándonos a nosotros mismos de
lo que hacemos mal. La mota en el ojo ajeno la vemos con demasiada rapidez y
claridad. Jesús nos habla, en este Evangelio de la necesidad de comenzar por
nosotros mismos a asumir la responsabilidad de nuestras prácticas. En las
comunidades cristianas podemos pasarnos la vida chismeando y criticando a los
otros y creyendo que somos mejores que los demás.
Jesús cree que el verdadero discípulo es el que tiene la capacidad de reconocer sus
errores y reconocerse como parte constitutiva de una comunidad. En
nuestras familias, comunidades y grupos son muy comunes las dificultades en las
relaciones interpersonales. Es importante generar dinámicas, trabajos y
espacios que nos ayuden a reconocer nuestras propias limitaciones personales y
comunitarias, que ayuden a reconciliarnos y que nos permitan establecer mejores
relaciones. Muchos proyectos y experiencias son muy buenos, pero terminan
fracasando por problemas de comunicación.
El Evangelio de hoy es una invitación a realizar cambios positivos en nuestras vidas que nos
ayuden a revelar nuestras fortalezas y debilidades, a cultivar la humildad y a
valorar a los hermanos tal y como son. Es la manera que Jesús nos enseña para
ayudar a los demás asumiendo nuestras responsabilidades y abandonando actitudes
y prácticas que nos limitan la visión y la capacidad de relacionarnos humanamente
con nuestros semejantes.
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