EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 17 de octubre de 2016

TODA CLASE DE AVARICIA

“El Evangelio de Hoy”: Lc 12,13-21

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia." Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre ustedes?" Y dijo a la gente: "Miren: guárdense de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."
Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La voluntad de Dios es que  los humanos seamos dignos, no que seamos ricos. La dignidad se encamina por el lado de lo necesario y la riqueza se orienta hacia el bien estar.  No es posible que todos los seres humanos lleguen a ser ricos, pero si es posible, que todos seamos dignos y tengamos lo necesario para vivir cómodamente. Lo que hace falta es la justicia que nos lleve a respetar a los demás, a trabajar de manera normal y desterrar de nuestras vidas todo lo que me lleve a dar la espalda a los demás.  

El evangelio de hoy está marcado por un claro lenguaje económico: herencia, codicia, riqueza, bienes, tierras, cosecha, graneros, trigo, acumulación, tesoros.  ¿Cuáles son nuestras actitudes frente a los bienes? Ya Jesús lo ha dicho, “la vida no depende de los bienes, la vida  depende de Dios. Jesús nos recomienda cuidarnos de la codicia, la acumulación para sí y la necedad. Sabemos que nos bienes son necesarios para la vida en la sociedad en la que vivimos. Es fundamental tener algo para poder desenvolvernos en el día a día de nuestra vida.  Aspirar a tener los bienes necesarios para una vida digna es un anhelo profundamente humano. Lo escandaloso es que orientemos nuestra vida a la acumulación de riqueza, al poder y al placer, olvidándonos de nuestros hermanos y hermanas. 

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