EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 28 de marzo de 2016

ALÉGRENSE

“El Evangelio de Hoy”: Mt 28, 8-15

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alégrense." Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengan miedo: vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán."
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: "Digan que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ustedes dormían. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y los sacaremos de apuros." Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Palabra del Señor.

Reflexión

Durante esta primera semana del tiempo pascual que la Iglesia denomina, “Octava de Pascua” continuaremos leyendo los textos que nos anuncian la resurrección de Jesús. Un hecho fundante, insólito y desconcertante. La resurrección de Jesús cambia toda la configuración de la historia humana, aportando el elemento más importante de nuestra existencia: “la muerte no tiene la última palabra”. La resurrección nos abre a la trascendencia, a la eternidad. Por eso la resurrección nos hace repensar toda nuestra existencia. No puede ser igual la vida, las relaciones humanas, el trato a los demás, cuando creemos en la resurrección de Jesús. Valoramos las personas y su historia desde un valor primero que es el de la vida, la vida eterna aportada por Jesús como regalo de nuestro Padre Dios.

El evangelio de Hoy es un anuncio alegre de la vida y un gran llamado a no dejarnos confundir. Sabemos que ante las necesidades económicas, la corrupción toma fuerza y fácilmente se generaliza. Si los soldados romanos que custodiaban la tumba de Jesús se dejaron comprar para decir mentiras, también hoy estamos frente a quienes ofrecen dinero hasta para que matemos a otros. El poder del dinero que corrompe y aniquila los valores vitales de nuestra fe. Sigamos buscando al resucitado presente en nuestra vida como el que nos anima a seguir adelante construyendo espacios de vida y alegría en medio de las dificultades. No nos dejemos comprar por oropeles pasajeros, valoremos la verdad, la justicia y la fraternidad como signos de vida sin fin. Que la resurrección de Jesús nos afiance en la esperanza. Feliz pascua de resurrección con salud y paz.

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