EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 31 de agosto de 2014

EL CAMINO DEL AMOR

“El Evangelio de Hoy”: Mt 16,21-27

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte." Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios." Entonces dijo a sus discípulos: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Jesús insiste en llamarnos a seguirlo por caminos diferentes a los que la sociedad y el “sentido común” nos indican como normales. Después de su profesión de fe en Jesús “Mesías, Hijo de Dios vivo”, Pedro intenta persuadir a Jesús de no continuar hacia Jerusalén para evitar el sufrimiento y la muerte. Jesús sabe cuál es la suerte de quienes se dejan guiar por el Espíritu de Dios y hablan y actúan en su nombre. Por eso anuncia lo que le espera: persecución, acusaciones, apresamiento, tortura y muerte. Pero anuncia también su resurrección.

Pedro se niega a aceptar este anuncio, no está dispuesto a pagar ese precio por seguirlo. Su práctica no está de acuerdo con su teoría, reconoce a Jesús como Mesías pero le choca el anuncio de su pasión y su muerte. Por eso Jesús le responde con fuerza: “Ponte detrás de mí”. Jesús le recuerda a Pedro su puesto como seguidor… el Maestro es Jesús, Pedro y nosotros somos sus seguidores. Somos invitados a seguir a Jesús por el camino del amor y la entrega confiada al servicio del Reino. Sabemos, como lo sabía Jesús, que este camino del amor implica sacrificio y, a veces, sufrimientos, pero es la única manera de vivir auténticamente como cristianos y cristianas.

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