Martes 21 de enero del
2014. “El Evangelio de Hoy”: Lc 1, 26-38
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
A los seis meses, el
ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la
virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a
su presencia, dijo:-Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita
tú entre las mujeres.
Ella se turbó ante
estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquel.
El ángel le dijo:-No
temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre
y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará
Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al
ángel:-¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le
contestó:-El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo,
y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay
imposible.
María
contestó: -Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí tu Palabra. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Nuestra Señora de la Altagracia Protectora del pueblo
dominicano
Los
dominicanos y dominicanas celebramos hoy la fiesta de Nuestra Señora de la
Altagracia. ¿Por qué celebramos nosotros esta fiesta? ¿Cómo celebramos? ¿Quién
es María para nosotros hoy? Partamos de que “Jesús es siempre el dato
fundamental alrededor del cual giran las demás expresiones religiosas”. La
espiritualidad o devoción a María de la Altagracia, Madre de Jesús, ocupa un
lugar importante en el modo de los dominicanos y dominicanas creer y vivir diariamente su fe y
religiosidad.
Es un hecho,
la Virgen de la Altagracia ha estado presente en nuestro pueblo como motivo de
esperanza para los más pobres y marginados. Ella ha animado todos los procesos
de liberación de nuestra Nación, desde la esclavitud del tiempo de la colonia,
pasando por la lucha independentista, el repudio de los invasores a principio
del siglo XX, hasta los diferentes movimientos de luchas de nuestros años por
alcanzar mejor vida. El deseo de crecimiento, de progreso y de sobre vivencia
de nuestro pueblo encuentra en Nuestra Señora de la Altagracia su modelo de
liberación en cuanto ven en ella la creyente, la que ama y se entrega.
Cuentan que la
celebración del día de la Altagracia el 21 de enero tiene su origen en una lucha
entre habitantes franceses y españoles en 1691. Habiendo pedido la protección
de la Virgen y obtenido el triunfo un 21 de enero, se reunieron en esta fecha
para darle gracias a la Altagracia y así lo continuaron haciendo cada año.
Hoy tenemos el
reto de pedir la ayuda de La Altagracia para declararle la guerra a todo lo que
nos empequeñece y esclaviza: a la violencia e inseguridad generalizada, al
monopolio político que se sigue gestando, a la corrupción, a la doble moral y doble
vida, a la falta de justicia, al narcotráfico, a la vergonzante desigualdad
social, a los altos precio de todos los productos de primera necesidad, al
hambre, a la miseria, al desenfreno y a los bajos instintos…
Preguntémonos
seriamente en este día de la Altagracia, ¿Quién es María para nosotros? ¿Cómo
está María presente en la Historia de Salvación? Ella es madre de la Vida,
entrega generosa y confiada. Comprometámonos hoy a defender la vida por encima
de todo, luchemos por la dignidad y no nos dejemos llevar por los que solo
piensan en ellos. Superar la tentación de construir una Madre espiritual
celebrada en el culto, ajena a las realidades de los pobres, de los que sufren
y de los que tienen necesidad de que venga el reino de Dios. El Cántico de
María descubre una clara conciencia de que Dios actúa en la historia a favor de
los oprimidos Lc 1,52.
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