Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
lunes, 20 de enero de 2014
LO NUEVO Y LO ANTIGUO
“El Evangelio de Hoy”: Marcos 2, 18-22
Lectura del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, los discípulos de
Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
"Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué
los tuyos no?" Jesús les contestó: "¿Es que pueden ayunar los amigos del
novio mientras está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden
ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que
ayunarán". Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado, porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo
viejo- y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque
revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres
nuevos". Palabra del Señor.
¿Cuál es nuestra reacción al escuchar un
texto de los evangelios? La actitud que tomemos frente al Evangelio es
fundamental a la hora de buscar avanzar en la vida cristiana. ¿Nos produce
alegría, nos produce esperanza, nos permite la paz, nos mueve al compromiso? El
Evangelio es una novedad. El Reino también lo es. Una de las tareas urgente de
la vida cristiana, es volver a asumir el Evangelio y el Reino como una novedad
que lo alegra todo y lo hace todo nuevo. Lo contrario sería convertir el
Evangelio en nada, estaría vacío de contenido y de fuerza. “El Evangelio de Hoy”
nos recuerda que el seguimiento de Jesús consiste en escucharlo hablarnos cada
día con nuevos mensajes transformadores y que para hacer esos mensajes nuestros
tenemos que renovarnos continuamente.
No caben expresiones estatistas ni actitudes ancladas en tradiciones estériles. Hemos de estar dispuestos a apropiarnos
las palabras y los gestos de Jesús para darle vida en nosotros hoy de una
manera nueva y que responda a las necesidades de nuestra desfigurada realidad.
Las repeticiones de prácticas, acciones, ritos y posturas que hasta ahora no
han sido capaces de producir la vida, el dinamismo y los frutos que Jesús
espera, no sirve de nada. Dejémonos impulsar por el Espíritu de Jesús que nos llevará
a confiar infinitamente en su promesa de estar siempre con nosotros y a
trabajar junto a él en la construcción del Reino de Dios.
Nos daremos cuenta de que estamos viviendo la novedad del Evangelio de Jesús cuando importanticemos a nuestros
hermanos y hermanas, cuando busquemos de manera activa, promover el bien y
combatir el consumismo alienante que no nos permite vivir los valores vividos y
propuestos por Jesús. Ánimo! Jesús es el Novio, él está con nosotros y no nos
pide ayunos, nos envía a darle de comer a los hambrientos…
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