EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 26 de junio de 2012

RELACIONES INTERPERSONALES


 “El Evangelio de Hoy”: Mateo 7, 6. 12-14

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos". Palabra del Señor.

Reflexión

La llamada regla de oro en las relaciones mutuas entre personas, Tratar a los demás como queremos que nos traten. Lo sagrado y la perla, es nuestra relación con nuestro Padre Dios que nos envía directamente a nuestros hermanos y hermanas a construir unas relaciones nuevas. Esta relación fraterna nos da una gran dignidad que no tenemos derecho a perder. Lo sagrado y la perla es el espacio de libertad que Dios nos ofrece frente a la ley y a todo lo que representa la formalidad. Este estado nos lleva a elegir u optar libremente por el bien a favor de los demás que volverá a nosotros de manera aumentada. Estas son la nueva relación con Dios y los  hermanos que construyen el Reino de Dios.

Hacer a los demás lo que nosotros queremos que nos hagan implica transparencia en nuestras relaciones interpersonales. Es la manera de reconocer la dignidad del otro y la otra que le viene de su ser imagen y semejanza de Dios el Creador. No hay espacio para el bien donde predomina la mentira y el mal. Esta nueva manera de relacionarnos nos impulsa a ser los primeros en hacer el bien antes que esperarlo y exigirlo de los demás. Jesús nos introduce en una ley positiva y fecunda: dar primero a los otros lo que esperamos que ellos nos den. Y como uno siempre desea lo mejor para uno mismo, Jesús nos llama a ser los campeones del bien, a ser los primeros a dar el ejemplo.

En la biografía de San Francisco encontramos una oración que puede ayudarnos a comprender esta manera de relacionarnos con los demás en esta perspectiva: “Señor cuando yo lloro, dame hermanos a los cuales consolar; cuando yo estoy enfermo, dame hermanos a los que sanar; cuando yo esté en necesidad de algo, dame hermanos a los cuales darle.”  La gran mayoría no acepta esta exigencia, esta moral. Preferimos reducir la moral a la manera de vestir y mostrar tal o cual parte del cuerpo, pero la verdadera moral está en dar vida, hacer el bien a los demás. Una religiosa decía que “la perfección en las artes y en los deportes exigen disciplina y perseverancia en sus prácticas. Lo mismo vale para la vida espiritual: hay que tomar decisiones, optar por lo que es bueno antes que por lo que es fácil, ir incluso a lo que es mejor. La vida espiritual debe ser vivida de manera plena y consciente.” Que Dios nos ilumine para vivir la alegría de obedecerle en nuestra misión.

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