“El Evangelio de Hoy”: Mateo 7, 6. 12-14
Lectura
del santo evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los
cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás
como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y
qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos". Palabra
del Señor.
Reflexión
La llamada regla de oro en las relaciones mutuas
entre personas, Tratar a los demás como queremos que nos traten. Lo sagrado y
la perla, es nuestra relación con nuestro Padre Dios que nos envía directamente
a nuestros hermanos y hermanas a construir unas relaciones nuevas. Esta relación
fraterna nos da una gran dignidad que no tenemos derecho a perder. Lo sagrado y
la perla es el espacio de libertad que Dios nos ofrece frente a la ley y a todo
lo que representa la formalidad. Este estado nos lleva a elegir u optar
libremente por el bien a favor de los demás que volverá a nosotros de manera
aumentada. Estas son la nueva relación con Dios y los hermanos que construyen el Reino de Dios.
Hacer a los demás lo que nosotros queremos que nos
hagan implica transparencia en nuestras relaciones interpersonales. Es la
manera de reconocer la dignidad del otro y la otra que le viene de su ser
imagen y semejanza de Dios el Creador. No hay espacio para el bien donde
predomina la mentira y el mal. Esta nueva manera de relacionarnos nos impulsa a
ser los primeros en hacer el bien antes que esperarlo y exigirlo de los demás.
Jesús nos introduce en una ley positiva y fecunda: dar primero a los otros lo
que esperamos que ellos nos den. Y como uno siempre desea lo mejor para uno
mismo, Jesús nos llama a ser los campeones del bien, a ser los primeros a dar
el ejemplo.
En la biografía de San Francisco encontramos una
oración que puede ayudarnos a comprender esta manera de relacionarnos con los
demás en esta perspectiva: “Señor cuando yo lloro, dame hermanos a los cuales
consolar; cuando yo estoy enfermo, dame hermanos a los que sanar; cuando yo
esté en necesidad de algo, dame hermanos a los cuales darle.” La gran mayoría no acepta esta exigencia,
esta moral. Preferimos reducir la moral a la manera de vestir y mostrar tal o
cual parte del cuerpo, pero la verdadera moral está en dar vida, hacer el bien
a los demás. Una religiosa decía que “la perfección en las artes y en los
deportes exigen disciplina y perseverancia en sus prácticas. Lo mismo vale para
la vida espiritual: hay que tomar decisiones, optar por lo que es bueno antes
que por lo que es fácil, ir incluso a lo que es mejor. La vida espiritual debe
ser vivida de manera plena y consciente.” Que Dios nos ilumine para vivir la
alegría de obedecerle en nuestra misión.
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