EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 27 de marzo de 2012

EL MUNDO DE ARRIBA Y EL DE ABAJO


“El Evangelio de Hoy”: Juan 8,21-30

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo me voy y me buscarán, y morirán por su pecado. Donde yo voy no pueden venir ustedes." Y los judíos comentaban: "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no pueden venir ustedes"?" Y él continuaba: "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de allá arriba: ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón les he dicho que morirán por sus pecados: pues, si no creen que yo soy, morirán por sus pecados."
Ellos le decían: "¿Quién eres tú?" Jesús les contestó: "Ante todo, eso mismo que les estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en ustedes; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él." Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: "Cuando levanten al Hijo del hombre, sabrán que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada." Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él. Palabra del Señor.
Reflexión.
No es nada fácil entender el lenguaje simbólico utilizado por Juan evangelista. El mundo de arriba, el de Jesús, es el mundo de Dios, el mundo de la vida con calidad y futuro. El otro mundo, el de abajo, el de los judíos y sus seguidores, es un mundo limitado, oscuro y transitorio, deficiente. Cuando nos situamos en este mundo, compuesto de antivalores, de codicia, de injusticias y desigualdades generadoras de violencia e inseguridad, no acogemos la Buena noticia aportada por Jesús.
Jesús se autodefine como trascendente, está por encima de este mundo debido a su práctica humanizadora. Cuando nos conformamos con lo temporal, no trascendemos nada pero si acogemos el estilo de vida de Jesús, fraterno, cercano, justo, compasivo y preocupado siempre por hacer llevadera la vida de los demás, entonces vamos asumiendo una existencia ilimitada o eterna.
El evangelio de hoy es un fuerte llamado a creer en Jesús y en su mensaje. Creerle significará hacer nuestra su causa, su modo de vida, su manera de relacionarse con los demás y su alegría desbordante. Su gozo estaba basado en su obediencia a Dios a quien él llama Abba, Padre.
Casi en la puerta de la Semana Santa, dispongámonos a avanzar en nuestra experiencia de fe, no sigamos dejando para después lo que podemos disfrutar hoy. Dejemos que nuestro Maestro nos influya interiormente para poder asumir su enseñanza. Así estaremos asumiendo decididamente nuestra identidad divina: creados a imagen y semejanza de Dios.

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