Lectura del santo evangelio según
san Lucas:
A los seis meses, el ángel Gabriel
fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se
llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena
de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se
preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María,
porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz
un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del
Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al
ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le
contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un
hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada
hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel. Palabra del Señor.
Reflexión.
Como ayer 25 de marzo fue domingo, hoy celebramos
la fiesta de la anunciación a María del nacimiento de Jesús. La presencia de
Dios entre nosotros los humanos es tan, tan importante, que hasta tenemos una
fiesta para celebrar el día de su anuncio. Dios “decidió” habitar en medio de
la humanidad, inserto en una familia, en un pueblo y una cultura. Asume la
condición humana en todas sus dimensiones para salvar a la humanidad desde
dentro, desde abajo, desde el mismo corazón del mundo. Para Dios nada es imposible nos recuerda el
evangelio de la anunciación.
María es escogida por Dios para esta importantísima
tarea de dejar crecer y nacer a Jesús. Y como mujer creyente que esperaba el
cumplimiento de las promesas de Dios, María acepta el reto y asume el
compromiso. Ella es una jovencita adolescente de Nazaret, una campesina de una
aldea insignificante de Palestina es capaz de intuir la propuesta de Dios y
responder con todo su ser a la misión cuyas dimensiones no alcanza a comprender
del todo. Ante tantas situaciones indeseadas y deshumanizantes, ¿Cuáles anuncios
escuchamos de parte de Dios en nuestra época? ¿Qué estamos anunciando nosotros
hoy? Recordemos que Dios no anuncia condenas ni catástrofes sino salvación y
presencia.
María se convierte en auténtica creyente, que
espera que Dios realice sus promesas, se constituye en modelo y paradigma de
creyente porque, como Abrahán, confía plenamente en la promesa de Dios y coloca
todas sus posibilidades y cualidades al servicio de esta causa. Nosotros
estamos invitados hoy por este evangelio, a descubrir el anuncio de Dios hoy.
Qué es lo que Dios nos está anunciando hoy como salvación para todo su pueblo. Dios nos llama, nos elige,
nos propone, pero espera nuestra respuesta libre y voluntaria. Luchemos contra
la desesperación, la indiferencia y el desinterés. Impliquémonos como María en
los proyectos de Dios. Demos nosotros también nuestro sí a Dios.
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