Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
lunes, 10 de octubre de 2022
JONÁS
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 11, 29-32
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
"Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le
dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes
de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean
juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará
que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para
escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando
sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los
condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay
uno que es más que Jonás. Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de Hoy quiere ayudarnos a reconocer
nuestra necesidad de conversión y cambio de vida. Las experiencias
del pueblo de Dios pueden ayudarnos a entrar en un proceso serio de conversión.
En el Evangelio de hoy, Jesús habla de dos episodios del pasado: el episodio de
Jonás y el de la reina de Sabá, y los transforma en espejo para que la gente
descubra en ellos el llamado de Dios a la conversión.
Jonás fue una señal para la gente de Nínive a
través da su predicación. Al oír a Jonás, el pueblo se convirtió. Así, la
predicación de Jesús estaba siendo una señal de la presencia de Dios para su
gente, pero el pueblo no daba señales de conversión.
El libro de Jonás es una parábola que critica la
mentalidad de aquellos que querían a Dios sólo para los judíos. En la historia
de Jonás, los paganos se convirtieron ante la predicación de Jonás y Dios los
acogió en su bondad y no destruyó la ciudad. Cuando vio que Dios acoge al
pueblo de Nínive y no destruyó la ciudad, Jonás sintió un gran disgusto. Quería
que Dios destruyera aquel pueblo pagano. Pero en su oración reconoce que Dios
es misericordioso y compasivo que se arrepiente de sus amenazas. No se deja
manipular por tradiciones. Jesús no pide que todos sean cristianos.
Pide que todos sean sus discípulos, personas que como él, irradien y anuncien
la Buena Nueva del amor de Dios para todos los pueblos alrededor.
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