Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
martes, 6 de septiembre de 2022
APÓSTOLES
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 6,12-19
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando
a Dios. Cuando se puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan,
Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes,
Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los
nombró apóstoles: Simón, al que del monte con ellos y se paró en un llano, con
un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén
y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus
enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la
gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos. Palabra
del Señor.
Reflexión
Con la confianza puesta en Jesús y en su Buena Nueva, podemos añadir
nuestros nombres a la lista de los doce. Sabernos escogidos, instruidos y
enviados por Jesús a vivir con él su aventura de amor y de entrega. Estamos
ente la temática del discipulado. Unos son apóstoles y otros discípulos. Los
apóstoles fueron llamados por Jesús para compartir su vida y su misión. El
número “doce” es simbólico. Con los doce apóstoles Jesús inaugura el nuevo
pueblo de Dios, el nuevo Israel por referencia a las doce tribus. Los doce,
eran personas sencillas elegidas entre sus seguidores. En cuanto a los
discípulos, eran muchos más. Provenían de todas las regiones de Israel para “escucharlo
y sanarse de sus enfermedades. Esto nos permite ver que los discípulos de
Jesús eran gente sencilla, necesitada de sanación.
Aquí entramos nosotros con nuestra realidad personal y comunitaria; con
nuestras debilidades y fortalezas, pero confiados y abandonados en la
misericordia de Dios. Jesús reconoce que el Reino de Dios no es una cuestión de
individualidades, de mesianismos, y menos de autoritarismos. El Reino de Dios
es una cuestión comunitaria, una cuestión compartida entre los seguidores.
Todos tenemos algo que decir y hacer al ser seguidores del mismo y único Jesús.
Así que abramos bien nuestros corazones, nuestros ojos y nuestros oídos para
conectar con Jesús. Recordemos siempre el procedimiento de nuestro Maestro,
“pasó toda la noche orando” y entonces eligió… inspirado, en relación con su
Padre Dios y viviendo su misión de salvación. Ese es el camino que Jesús nos
propone, la oración, la acción, la continuación de su misión.
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