En este fragmento de su evangelio Lucas presenta un
resumen apretado de las actividades de Jesús. Jesús ora en todo momento: frente
a las crisis y dificultades, en momentos de soledad, en momentos de alegría y
discernimiento de la voluntad de Dios, en momentos de intervenir ante la gente,
antes de elegir a sus discípulos y discípulas. Es en la oración que Jesús nutre
su sensibilidad a favor de los necesitados que buscan mejoría. Jesús no es un
improvisador, está en constante comunicación con su Padre Dios. Los
discípulos guardan con alegría la capacidad de Jesús de atender las multitudes,
de ayudar los enfermos a recuperar la salud, la libertad y la dignidad.
Con su manera de encontrar y tratar a la gente,
Jesús forma a los discípulos escogidos para seguir su misión de anunciar la
presencia de Dios cumpliendo su promesa de salvar a su pueblo. Por eso,
nosotros que seguimos los pasos de Jesús hoy, somos llamados a vivir las mismas
acciones que Jesús vivió a favor de nuestros hermanos y hermanas más necesitados.
Dejémonos ayudar por la oración y confiemos en la presencia, en nosotros, del
Espíritu Santo que nos inspira y anima en nuestro seguimiento de Jesús.
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