Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
viernes, 16 de abril de 2021
SE COMPARTIÓ, BASTÓ Y SOBRÓ
“El Evangelio de Hoy”, Jn 6,1-15
Lectura del santo Evangelio según San Juan
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte
del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían
visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña
y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a
Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía
para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe contestó:
"Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un
pedazo." Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le
dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de
peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Díganle a la gente
que se siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se
sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la
acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo
que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
"Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Los
recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de
cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo
que había hecho, decía: "Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al
mundo." Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo
rey, se retiró otra vez a la montaña él solo. Palabra del Señor.
Reflexión
Sería fácil para nosotros simplemente decir que no
tenemos con qué solucionar los problemas, que lo que tenemos no nos alcanza. …
que hago con 20 panes para alimentar a 100 personas… dice el servidor del
profeta Eliseo. Pero el profeta insiste, dáselo a la gente, que coma. Felipe
contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le
toque un pedazo." Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón
Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un
par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Para nosotros puede ser poco
significativo lo que podamos aportar, en comparación con las necesidades y los
necesitados. Pero lo que Jesús nos pide es que confiemos y compartamos.
Lo que garantiza que habrá para todos y que sobrará
es la presencia de Jesús en nuestras vidas, la confianza puesta en él. Jesús
tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban
sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron,
dice a sus discípulos: "Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se
desperdicie." Hermanos y hermanas, dejemos a Jesús alimentarnos con su
confianza. No perdamos más tiempo pensando en nuestras posibilidades. Con Jesús
todo es posible. La fe nos permite superar nuestras limitaciones de todo tipo.
Dispongamos lo que somos y lo que tenemos a favor de los más necesitados y
alcanzará para todos y sobrará. Nuestra disposición fraterna a compartir será
un gran signo para quienes nos vean y se sumarán a Jesús en su tarea de humanizar
el mundo de acuerdo con la voluntad de Dios.
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