EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Conforme a su fe



 “El Evangelio de Hoy”: Mt 9,27-31

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

 

En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: "Ten compasión de nosotros, hijo de David." Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creen que puedo hacerlo?" Contestaron: "Sí, Señor." Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que les suceda conforme a su fe." Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Cuidado con que lo sepa alguien!" Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca. Palabra del señor.

 

Reflexión

 

Estamos en Adviento, hoy es el primer viernes del mes, marchamos a la luz del Señor. Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él. Una vida cercana a Jesús, a su propuesta y su modo de vida nos hará ver claramente la realidad y más allá de ésta. La ceguera física condiciona a la persona para poderse desplazar y poder reconocer colores, formas, distancias, espacios, etc. ¡Cuánto más la ceguera de conciencia! Ésta impide ver la realidad, mirar más allá de la superficie de las cosas. Probablemente ésta era la realidad de los ciegos que buscaban a Jesús. Tenemos que examinar bien, ¿cuál es nuestra capacidad para ver? Y no conformarnos con ver bultos.

 

Los ciegos encuentran en Jesús una alternativa, una luz para sus vidas. Jesús responde afirmativamente a la petición de los ciegos. Su fe, es decir, su adhesión incondicional a Jesús les hace ver la luz. Él les devuelve su dignidad de hijos de Dios. Su apertura, su capacidad de cambio (conversión) le permitió aprovechar la presencia de Jesús y su oferta. Su decisión les hiso ver la luz. Quien aprende de Jesús avanza, aún en medio de dificultades, problemas y enfermedades, iluminado por su vida y su estilo. Al leer y reflexionar este trozo del evangelio nos queda vivir un proceso sincero de conversión, vivir nuestro Adviento de manera verdadera, creer en la promesa de salvación de Dios para poder ir viendo día a día los signos de su presencia en medio de nuestra realidad. Esa será nuestra nueva visión. Dejémonos iluminar, en nuestro camino, en nuestra vida, por la presencia de Jesús, por su palabra, por los evangelios. Que nuestra vida diaria hable de lo que Jesús hace por nosotros, que hable de su misericordia y de su compasión. 

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