“El Evangelio de Hoy”: Lc 9, 18-22
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus
discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos
contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que
ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas". Él les preguntó:
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo:
"El Mesías de Dios". Él les prohibió terminantemente decírselo a
nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser
desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y
resucitar el tercer día". Palabra del Señor.
Reflexión
Continuamos profundizando nuestra reflexión sobre la
identidad de Jesús. Muchos lo ven como profeta en la línea de los grandes
profetas que el pueblo ha conocido. Jesús y sus discípulos conocen la suerte de
los profetas. En realidad Jesús va en la misma línea pero la supera. Jesús le
dedica su atención a la confesión que Pedro hace en nombre de los doce: “Tu
eres el Mesías de Dios”. La gente esperaba el cumplimiento de la promesa de
Dios.
Jesús se esfuerza en explicarles a sus discípulos que
él no es el Mesías triunfante, bien sea un guerrero invencible o un
poderoso gobernante, sino el ungido misericordioso, capaz de acoger a los
pecadores, sanar a los enfermos y orientar a la multitud. El mesianismo de
Jesús no pasa por los palacios regios ni por el gran Templo; sí pasa por los
campos, caminos y aldeas donde la esperanza de una justicia posible aún no se
ha perdido. El pueblo pobre no sueña con paraísos imposibles, sino con una vida
digna en la que las necesidades vitales estén al alcance del trabajo diario, y
los recursos no estén sujetos a los caprichos de los gobernantes. Por eso,
el final de este corto texto del Evangelio de Hoy es el aviso de su pasión,
muerte y resurrección.
Hoy nos toca a nosotros buscar el sentido que tiene el
mesianismo de Jesús para nuestra Iglesia y nuestro mundo. Sólo siguiendo a
Jesús podremos alcanzar la realización humana y la salvación eterna. Su
Evangelio nos revela al Dios cercano y amigo que desde su amor y misericordia
hace todo por liberarnos.
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