“El Evangelio de Hoy”: Jn 2,
1-11
Lectura del santo Evangelio según san Juan
En aquel tiempo, había una boda en Cana de Galilea y la
madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a
la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: No les queda vino.» Jesús
le contestó: Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los
sirvientes: “Haced lo que él diga.” Había allí colocadas seis tinajas de
piedra, para las purificaciones los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús
les dijo: Llenad las tinajas de agua.». Y las llenaron hasta arriba. Entonces
les mandó: Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El
mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los
sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), entonces llamó al novio y
le dijo: Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el
peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora. Así, en Cana de
Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus
discípulos en él. ¡Palabra del Señor!
Reflexión.
La devoción a Nuestra Señora de las Mercedes fue traída a
América por la Congregación religiosa de los Mercedarios españoles
pues más de 360 mercedarios pasaron de España a América, llegando a ser más en
el Nuevo Mundo que en España. Esta Congregación de Los Mercedarios nació en el
siglo XIII, fue fundada por Pedro Nolasco y Raimundo de Peñalford. Su tarea era
liberar a los hombres de la opresión haciendo eficaz su amor por los
indefensos. Los mercedarios literalmente se cambiaban por personas que estaban encarceladas.
Ellos se quedaban presos y los presos salían en libertad... Es una
espiritualidad de la generosidad, la redención, la libertad. Esta acción se
fundamenta en el hecho de que la virgen de las Mercedes rompe las cadenas de la
esclavitud liberando a los oprimidos. Hace el favor a los necesitados. Vive así
su compromiso con Dios haciéndose su sierva.
La fiesta de Nuestra Señora de Las Mercedes nos aproxima a
todas las personas que se encuentran atravesando algún tipo de cautiverio, de
falta de libertad y de posibilidad de vivir en paz. No pensemos solo en
cárceles y prisiones sino también todos los sufrientes, incluidos los
hambrientos, enfermos y abandonados. Si pensamos en ellos es porque
necesitan de nosotros para recuperar la normalidad de sus vidas, la libertad,
la posibilidad de sentirse iguales a los demás en conciencia y dignidad.
Roguemos a la Virgen que interceda por nosotros para que podamos crecer en
entrega y servicio a nuestra comunidad. ¿Cómo acompañar especialmente a las
personas con problemas mentales o aquejadas por las enfermedades depresivas?
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