EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 30 de julio de 2019

TRIGO Y CIZAÑA



 “El Evangelio de Hoy”: Mt 13, 36-43


Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el campo". El les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga". Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de Hoy es un mensaje de esperanza para las comunidades de ayer y de hoy que sufren las consecuencias nefastas de las injusticias sociales y de las desigualdades humanas. Los perversos, indolentes, corruptos no tendrán futuro. Jesús anuncia el fin de aquellos que no son capaces de vivir en fraternidad junto a sus hermanos y hermanas. También es un llamado a incentivar los esfuerzos por mantenerse firmes en la fe y en la esperanza pues el Señor se encargará de salvar a su pueblo. Una buena aclaración de que todo no depende de nosotros sino del que por nosotros murió y resucitó. La realidad cruda y dolorosa nadie la puede ocultar, existen los que viven la Buena noticia y quienes tratan por todos los medios de opacarla, la cizaña, los partidarios del maligno, los enemigos, el diablo.

Pero la Mayor fuerza de este evangelio está en la presencia de Dios y de sus ángeles, los que obedecen a su palabra. Dios es más fuerte que todos sus contrarios. De todas maneras, Dios nos ha creado libres para que elijamos seguirle o darle la espalda. Aunque los problemas, dificultades, sufrimientos y dolores sean parte de la vida, a nosotros nos alimenta la esperanza en la promesa de Dios. El Señor se ocupará de nosotros. El cumplimiento de esta promesa ha sido y sigue siendo Jesús con sus signos y señales, con su cercanía a los enfermos, pobres y necesitado. Él nos ha enseñado como vivir nuestra fe. Así que sigamos creyendo activamente en la Buena Noticia, continuemos combatiendo las injusticias, los sufrimientos y dolores como realidades opuestos a la vida. Y vivamos contentos buscando hacer la voluntad de Dios.


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