EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

miércoles, 25 de abril de 2018

SAN MARCOS


"Evangelio de hoy": 16,15-20

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16,15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. Palabra del Señor

Reflexión

Hoy celebramos la fiesta de san Marcos, evangelista. La tradición más antigua atribuye a Marcos la redacción del segundo de los Evangelios sinópticos. Este relato, dedicado a presentarnos "el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios" (Mc 1, 1), refleja con asombrosa fidelidad los rasgos humanos de Jesús y, a través de sus páginas, es posible intuir una larga y fiel convivencia del autor junto al apóstol Pedro.
El texto de hoy son las últimas palabras del Evangelio, que responde a la historia de Jesús y su comunidad. El discipulado comprende la propuesta de Jesús:
La predicación a toda la creación, a toda la tierra. La buena noticia alcanza a todos y todas. En estos tiempos difíciles para la tierra y para la humanidad, el anuncio de la salvación, ¿cómo va a generar vida y esperanza?
El anuncio y testimonio del Resucitado estará acompañado de signos. Estos signos responden a necesidades muy humanas, y expresa una relación misericordiosa con los demás, una atención por liberar las esclavitudes de las personas. Asimismo, refleja una fe actuante, no simplemente un discurso bonito, de alivio para el futuro.
La presencia de Jesús es siempre vital en el camino de la misión. Sin él terminamos siendo nosotros los protagonistas. La adhesión sincera a su proyecto nos pone siempre en camino. Desde entonces, la Iglesia tiene veinte siglos de presencia en la humanidad, y las luces de su servicio a la humanidad son mayores que sus sombras.

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