EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

miércoles, 10 de enero de 2018

CURANDO Y SALVANDO

“El Evangelio de Hoy”: Mc 1, 29-39

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: "Todo el mundo te busca." Él les respondió: "Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido." Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios. Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de hoy nos muestra, en resumen, cómo estaban compuestos los días de Jesús en su misión de anunciar la llegada del Reino de Dios. Se trata de hacer el bien mostrando que eso es lo que Dios quiere para su pueblo, pero sin dejarse utilizar ni mal interpretar por las muchedumbre que llevados de sus múltiples necesidades, andaban como locos detrás de Jesús buscando solución fácil a sus problemas.

Los gestos realizados por Jesús: curando a los enfermos, como la suegra de Pedro, y a otros muchos, liberando a los oprimidos por diversos males que el Evangelio llama endemoniados, su cercanía a la gente simple y común de su pueblo, es una revelación de la voluntad de Dios de aportar la libertad, la esperanza, el entusiasmo a su pueblo. Lejos de hablar de pecados y de infiernos y purgatorios, Jesús habla de lo bueno que es Dios y lo muestra con su propia actividad, invitando a todos y a todas a hacer lo mismo departe de Dios. Esta es la mejor manera de invitar a la conversión, al cambio de vida, como respuesta al amor con que Dios nos trata.

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