Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
sábado, 9 de diciembre de 2017
PROCLAMEN EL REYNO
“El Evangelio de Hoy”: Mt 9,35-10,1.6-8
Lectura del santo evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y
aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando
todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se
compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que
no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante,
pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al Señor de la mies que mande
trabajadores a su mies." Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad
para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. A estos doce los envió con estas instrucciones:
"Vayan a las ovejas descarriadas de Israel. Vayan y proclamen que el reino
de los cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos,
echen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis." Palabra del Señor.
Reflexión
El reino de Dios está ha sido evidenciado por Jesús y su
práctica fraternal y compasiva. A nosotros nos toca, ahora, seguir impulsándolo
con nuestra vida de fe. No muchos se interesan por esto pues estamos distraídos
y dedicados a temas más inmediatos y prácticos que ganan nuestra atención y
consagración. Jesús nos enseña a pedir por las vocaciones. Pedirle a Dios que
despierte personas que se consagren a trabajar por su pueblo, sirviéndole no
por lo que le paguen sino por el gusto que sientan al dar de lo que son y
tienen. Creo que sin ser un religioso ni un sacerdote, Nelson Mandela ha sido
uno de estos que nos enseña con su vida, que lo más importante es dedicarse al
servicio de los demás en ramas concretas del diario vivir.
Así que no nos hagamos los sordos a la llamada que nos
hace Jesús y sintámonos enviados hoy a compartir nuestra vida con personas
ajenas hasta ahora, a nuestro universo habitual. Se nos pide salir
de la comodidad y la seguridad de la comunidad para ir más allá. Es un buen
ejercicio para este Adviento: Celebrar con otros que casi nunca están en
nuestras celebraciones, ir más allá de los límites de siempre, arriesguémonos a
ello. Convertirnos en misioneras y misioneros del amor compasivo de Dios.
Intentar ser medicina contra los males de nuestro tiempo.
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