Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
viernes, 15 de septiembre de 2017
COMENZAR POR NOSOTROS MISMOS
“El Evangelio de Hoy”: Lc 6,39-42
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
  
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: "¿Acaso
puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo
no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su
maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no
reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano:
"Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la
viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y
entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano."
  
Reflexión
  
Es fácil culpar irresponsablemente a los demás disculpándonos a nosotros mismos de lo que hacemos mal. La mota en el ojo ajeno la vemos con demasiada rapidez y claridad. Jesús nos habla, en este Evangelio de la necesidad de comenzar por nosotros mismos a asumir la responsabilidad de nuestras prácticas. En las comunidades cristianas podemos pasarnos la vida chismeando y criticando a los otros y creyendo que somos mejores que los demás. Jesús cree que el verdadero discípulo es el que tiene la capacidad de reconocer sus errores y reconocerse como parte constitutiva de una comunidad. En nuestras familias, comunidades y grupos son muy comunes las dificultades en las relaciones interpersonales.
  
Es importante generar dinámicas, trabajos y espacios que nos ayuden a reconocer nuestras propias limitaciones personales y comunitarias, que ayuden a reconciliarnos y que nos permitan establecer mejores relaciones. Muchos proyectos y experiencias son muy buenos, pero terminan fracasando por problemas de comunicación. El Evangelio de hoy es una invitación a realizar cambios positivos en nuestras vidas que nos ayuden a revelar nuestras fortalezas y debilidades, a cultivar la humildad y a valorar a los hermanos tal y como son. Es la manera que Jesús nos enseña para ayudar a los demás asumiendo nuestras responsabilidades y abandonando actitudes y prácticas anti fraternas. 
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