EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 7 de julio de 2017

LA VOCACIÓN DE MATEO

“El Evangelio de Hoy”: Mat 9, 9-13

Lectura del santo evangelio según san Mateo

En aquel tiempo vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que su maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Anden, aprendan lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Palabra del Señor.

Reflexión.

El Evangelio de Hoy nos presenta la vocación de Mateo. Mateo es un hombre que no inspira demasiada confianza, un hombre poco querido por el pueblo, por su condición de cobrador de impuestos. Estos hombres, trabajaban para los romanos, y para ellos mismos, porque en general hacían su fortuna a costa de los más necesitados. Es por eso que eran mal vistos por los judíos. Jesús actúa con fe al llamar a los que formarán parte de su comunidad. Se detiene ante la mesa de Mateo; lo mira con afecto y la voz de Jesús llega a los oídos y al corazón del publicano, invitándole a su seguimiento. Y el Evangelio nos dice que Mateo, instantáneamente lo siguió.

A partir de su propia experiencia, el evangelista San Mateo nos recuerda tres enseñanzas importantes: la primera, Jesús ha venido a redimir a quienes están postrados; segunda, la clave de su enseñanza y de su acción es la misericordia o el amor de Dios; tercera, son los pecadores, y no los que se creen justos, quienes tienen la prioridad en la misión de Jesús. Hoy tenemos el mismo desafío. Debemos renunciar a la violenta mentalidad que nos impone la cultura social y que nos lleva a marginar a las personas con carencias económicas o con problemas de integración religiosa. Nuestra tarea no es alejarlos o excluirlos, sino acogerlos e invitarlos a participar de esa mesa común que es la vida cristiana. Atendamos al llamado de Jesús como mateo y seamos capaces de llamar a otros y otras a seguir a Jesús acogiendo su Buena Noticia de que somos amados por Dios.

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