EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 10 de junio de 2017

Quién da más?

“El Evangelio de Hoy”: Mc 12, 38-44

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La crítica de Jesús a los escribas es dura. En vez de orientar al pueblo hacia Dios, atraen la atención de la gente hacia sí mismos buscando su propio honor. Les gusta «pasearse con amplios ropajes» buscando saludos y reverencias de la gente. En la liturgia de las sinagogas y en los banquetes buscan «los asientos de honor» y «los primeros puestos». Mientras aparentan una piedad profunda en sus «largos rezos» en público, se aprovechan de su prestigio religioso para vivir a costa de las viudas, los seres más débiles e indefensos de Israel según la tradición bíblica.

Una de estas viudas ha echado en el arca de las ofrendas dos pequeñas monedas, pero Jesús llama enseguida a sus discípulos pues difícilmente encontrarán en el ambiente del templo un corazón más religioso y más solidario con los necesitados. Esta viuda no anda buscando honores ni prestigio alguno; actúa de manera callada y humilde. Según Jesús, ha dado más que nadie, pues no da lo que le sobra, sino «todo lo que tiene  para vivir». Estas personas sencillas, pero de corazón grande y generoso, que saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia. De estas personas hemos de aprender a seguir a Jesús. Son las que más se le parecen.

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