EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 3 de febrero de 2017

EL PODER CORROMPIDO DE HERODES

“El Evangelio de Hoy”: Mc 6,14-29

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: "Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él." Otros decían: "Es Elías." Otros: "Es un profeta como los antiguos." Herodes, al oírlo, decía: "Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado." Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras, que te lo doy." Y le juró: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino." Ella salió a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" La madre le contestó: "La cabeza de Juan, el Bautista." Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista." El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La gente ha visto a Juan Bautista como un profeta y a Jesús también comienzan a encuadrarlo en esa misma línea. Los  profetas anuncian la esperanza, hablan en nombre de Dios y denuncian todo lo que se opone a la vida. Por eso, Herodes que era la autoridad del pueblo en nombre del imperio romano, era un tirano centrado en sí mismo y defensor de sus intereses y lo del imperio. Juan critica proféticamente a Herodes por tener como esposa a la mujer de su hermano. Esta denuncia es motivo suficiente para arrestarlo, a pesar del respaldo popular con el que contaba Juan el bautista. El banquete de cumpleaños ofrecido por Herodes muestra las extravagancias de un Reino cuyos intereses no están en sintonía con los anhelos de los más humildes: derroche, baile y orgías de los poderosos de la corte. Es en este ambiente donde se trama el asesinato de Juan.

El evangelio de hoy es una denuncia a la falta de ética, a la corrupción y a la cobardía de todos los gobiernos, que se manejan al estilo de Herodes. Nosotros somos invitados a pasar de observadores críticos de la realidad, a actores concretos que buscan transformar los ambientes de muerte, como los de Herodes y su corte, en espacios de vida y de respeto y tolerancia  ante los derechos de los demás. ¿Qué valor le damos hoy a la vida? Hoy tampoco debe darnos miedo anunciar el Evangelio y denunciar todo lo que se le opone, especialmente lo  que afecta la vida de las mayorías de nuestros pueblos.

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