EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 11 de octubre de 2016

TRANSPARENCIA

“El Evangelio de Hoy”: Lc 11, 37-41

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: "Ustedes, los fariseos, limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosan de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Den limosna de lo de dentro, y lo tendrán limpio todo." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El texto del Evangelio de Hoy es un enfrentamiento directo y sin rodeo contra esta manera de vivir la relación con Dios y los hermanos y hermanas. A pesar de haber sido invitado, con lo que eso supone de cortesía y delicadeza, Jesús sabe que los fariseos lo observaban para encontrarle faltas y poder criticarlo. Jesús está empeñado en anunciar una forma de vivir la fe que contribuya al crecimiento humano, a la dignificación de las personas y de toda la creación de Dios. Por eso es capaz de hablar y hacer señalamientos radicales para impactar directamente en la práctica de sus anfitriones. Jesús no cumplió con la regla de lavarse las manos, pero los fariseos son ladrones, insensatos y maliciosos, aun teniendo las manos limpias y cumpliendo con lo formal de la ley.


La denuncia es tremendamente radical y temeraria, desestabilizadora del sistema de pureza legal y social, que centraba su atención en las cosas insignificantes y olvidaba los grandes males sociales. Nosotros también vivimos nuestra fe bajo un código eclesial y comunitario no siempre centrado en las personas y sus necesidades. No olvidemos, por nada del mundo, que la gloria de Dios es la vida de las personas (San Ireneo). No nos conformemos con dar cositas en limosnas para acallar nuestras conciencias, vayamos al fondo de la cuestión: vivamos la solidaridad y la justicia como muestra de fraternidad y de apego a la vida de Jesús. Vivamos de corazón y así estaremos “limpios” por dentro y por fuera.

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