EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 17 de julio de 2016

LA PARTE MEJOR

“El Evangelio de Hoy”: Lc 10, 38-42

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas.

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano." Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán." Palabra del Señor.

REFLEXION

María ha escogido la parte mejor: Este evangelio nos presenta a Jesús de visita en Betania, en casa de Marta, María y Lázaro.  La presencia de Jesús va a provocar en las mujeres dos posturas distintas:

María se queda «sentada a los pies de Jesús». Su única preocupación es escucharle y alimentarse de su enseñanza. Marta es diferente: se desvive por acoger y atender debidamente a Jesús. Con tantos oficios ella sola mientras que María y Jesús hablan sin preocupaciones, dolida con su hermana, le dice a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».

Jesús le responde a Marta con cariño: Marta, Marta, le hace ver que también a él le preocupa su agobio, pero ha de saber que escucharle a él es tan esencial y necesario que a ningún discípulo se le ha de dejar sin su Palabra. Jesús no critica el servicio de Marta. Lo que critica es su modo de trabajar de manera nerviosa, bajo la presión de demasiadas ocupaciones. Jesús alerta del peligro de vivir absorbidos por un exceso de actividad, en agitación interior permanente, apagando en nosotros el Espíritu, contagiando nerviosismo y agobio más que paz y amor.

En nuestras comunidades cristianas debemos ofrecer espacios y momentos que ayuden a conocer a Jesús, para escuchar su palabra y alimentarnos de su evangelio. Esto nos enriquecerá del espíritu de paz y fraternidad, como testigos que irradian el aliento y vida de su Maestro.

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