“El Evangelio de Hoy”: Lc 15, 3-7
Lectura del
santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y
escribas esta parábola: "Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le
pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada,
hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros,
muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para
decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había
perdido." Les digo que así
también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que
por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse." Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy celebramos la fiesta litúrgica del Sagrado Corazón
de Jesús que se inspira en uno de los símbolos más ricos de la Biblia: el
corazón, que en la mentalidad bíblica es la parte más interior de la persona,
la sede de las decisiones, sentimientos y proyectos. Cuando hablamos del
“corazón” de Jesús estamos hablando de aquello que representa lo más íntimo y
personal de Jesús, el centro interior desde el cual brotan su palabra y sus
acciones. En este sentido “el corazón de Jesús” es una expresión que indica la
misericordia y el amor infinito de Dios tal como se ha manifestado en la
persona de Jesús.
La lucha interior en Dios acaba con una decisión en la
cual prevalece el perdón y la misericordia. El corazón de Dios renuncia al
castigo. En lugar de la destrucción merecida por el pueblo, ocurre un vuelco en
el corazón de Dios. La incondicional misericordia de Dios se vuelve contra la
resolución judicial que establecía el castigo y la muerte. El corazón de Dios,
o sea, su libre decisión por el amor, se vuelve contra su resolución
encolerizada. Aquella determinación divina en favor de Israel se expresa con
esta frase: “No me dejaré llevar por mi gran ira, no volveré a destruir a
Efraín, porque yo soy Dios, no un ser humano” (Os 11,9). El corazón de Dios es,
por tanto, misericordia y vida en favor de su pueblo. Y así se ha manifestado
plenamente en su Hijo Jesucristo que “ha venido para que tengamos vida y vida
en abundancia” (Jn 10,10)..
Esto es lo que la parábola quiere ilustrar; su
objetivo primario es mostrar hasta dónde llega la misericordia de ese Dios a
quien Jesús llama “Padre”, una misericordia que se refleja y se hace concreta
en el corazón de Jesús, o sea en el principio que orienta y determina la
conducta de Jesús frente a los pecadores, frente a los enfermos, y frente a
todas y todos los y las que son marginados por una u otra
causa en la sociedad. Así debemos nosotros reaccionar a favor de los demás
siguiendo a Jesús. Buena fiesta del Corazón de Jesús.
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