“El Evangelio de
Hoy”: Jn 16, 23b-28
Lectura del santo
evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos: "Yo les aseguro, si piden algo al Padre en mi
nombre, se lo dará. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre; pidan, y
recibirán, para que su alegría sea completa. Les he hablado de esto en
comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que
les hablaré del Padre claramente. Aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo
que yo rogaré al Padre por ustedes, pues el Padre mismo les quiere, porque
ustedes me quieren y creen que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al
mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre." Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús vive plenamente
su misión de dar a conocer el amor de Dios al mundo. De él aprendemos cómo
vivir nuestra misión hoy, dos mil años más tarde. La obediencia al Padre y la
confianza en medio de cualquier situación, por fuerte que
haya sido, le dio a Jesús las fuerzas necesarias para atravesar las diferentes
etapas de su vida sin desesperarse ni perder el juicio. Es por eso que Jesús
nos invita a pedir en su nombre. Es una invitación, también, a que
nos amemos unos a otros como el Padre y el Hijo se aman. Dios nos ama y nos
concede la vida para siempre.
Porque el Padre me ama
también yo amo a Jesús y a mi prójimo, y sólo así podré ser como Jesús. Esta es
una condición fundamental para alcanzar la felicidad completa. Jesús ya cumplió
su misión, se dio al mundo por nosotros; por eso desde ahora él no pedirá más
por nosotros, sino que nosotros pediremos en su nombre. Nunca olvidemos que la
victoria de Jesús consiste en superar el odio con el amor. De la misma manera
nuestra fe encuentra su verdadero fundamento y su práctica.
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