EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 22 de diciembre de 2015

PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR

 ‘El Evangelio de Hoy”: Lc 1,46-56

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de Hoy es un reconocimiento de la obra de Dios en la vida de María y un compromiso de ella como respuesta de frente a ese Dios comprometido y presente en la historia humana. Podemos destacar las características de Dios en este poema:

María proclama la grandeza de Dios que consiste en ser clemente y misericordioso; él es salvador, es poderoso, fuerte, compasivo con los empobrecidos y hambrientos; pero su fortaleza no es como la de los imperios; su fortaleza consiste en el amor y en socorrer a su pueblo y cumplir sus promesas. El cántico expresa con toda claridad la experiencia de Dios que acontece en el corazón de María. Sólo los pobres y los pequeños, libres de tantas ataduras producidas por el poder y la riqueza, son capaces de percibir con facilidad la actuación liberadora de Dios.

No es solo una oración de María, el Magníficat es, ante todo, un programa de vida para el creyente. Nos impulsa a hacer visibles los valores del Reino de Dios. Todo lo que le atribuimos a Dios a favor de los pobres y necesitados, se convierte en una tarea a realizar por nosotros hoy en un mundo que se sigue organizado de manera contraria a como creemos que lo organizaría Dios. Hagamos de este hermoso canto un motivo de meditación para afirmar una vez más nuestro compromiso como seguidores de Jesús al estilo de María y comprometernos de manera concreta a servir a quienes nos necesitan.

  

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