“El Evangelio de Hoy”: Mt 19,3-12
Lectura del santo evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y
le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a uno despedir a su mujer
por cualquier motivo?" Él les respondió: "¿No han leído que el
Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán
los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." Ellos insistieron:
"¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?" Él les
contestó: "Por lo tercos que son les permitió Moisés divorciarse de sus
mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora les digo yo que, si uno se
divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete
adulterio."
Los discípulos le replicaron: "Si ésa es la
situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse." Pero él les
dijo: "No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay
eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los
hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que
pueda con esto, que lo haga." Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy celebramos la memoria de San Maximiliano Kolbe quien fue un sacerdote mártir. San Maximiliano dio su vida para salvar la de un padre de familia que sería ejecutado en un campo de concentración. Como este santo no tenía hijos, quiso cambiarse por este prisionero para que él tuviera la oportunidad de dedicarse a su familia. Ya hemos comentado este evangelio hace dos días. La vida matrimonial no es solo un asunto de ley y de cumplimiento, no se trata de cargar con una cruz, el matrimonio es un camino en el amor de una pareja que se enamora mutuamente y hace todo lo posible por hacerse feliz el uno al otro. Nadie se casa para cumplir con una norma humana o divina sino para vivir una experiencia humana de entrega a favor de su conjugue. ¿Qué pasa entonces con todas esas parejas que se han visto en la “necesidad” de separarse o que simplemente vemos divorciadas? Lo que pasa es que no alcanzan su realización, no son felices, no es eso lo que queremos como seres humanos, si queremos vida, alegría, paz y esperanza, tenemos que vivir el amor mutuo.
La separación frustra, desequilibra y mata toda
esperanza de vida común. No se trata de condenas ni de culpabilidades, sino de
buscar aquello que nos realiza como seres humanos y nos encamina hacia la
trascendencia. Hoy se impone una reflexión profunda sobre lo que realmente
queremos como personas para organizarnos mejor y luchar por mantener las
actitudes y prácticas que nos hacen más humanos junto a los otros. Los placeres
nos llaman, las oportunidades se nos sobran, pero ¿a dónde conducen las
infidelidades? ¿Cuánto tiempo duran las bondades de nuestras desviaciones?
Pidamos a Jesús que nos ilumine con su Espíritu para que no nos dejemos llevar
por las coyunturas sino que nos acompañe siempre en nuestras búsquedas de
sentido y en nuestras decisiones basadas en el amor. Y pidamos por los millones
de personas divorciadas en la actualidad para que Dios y nosotros les
acompañemos en la búsqueda de realización a nivel integral.
El Papa francisco está librando una gran batalla
frente a los conservadores que solo se fijan en la ley y no quieren vivir la
misericordia y la compasión con los millones de hombres y mujeres que han visto
frustrada sus esperanzas de vivir la fe en pareja y en familia, han debido
separarse y ahora se encuentran en situaciones de excomunión por haber sido
casados sacramentalmente. No es cuestión de cualquierizar el matrimonio, pero
si tenemos que encontrar una salida cristiana y humana para los divorciados y
vueltos a casar.
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