EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 28 de marzo de 2015

Novenas a Nuestra Señora del Sagrado Corazón (Tercer día)

Motivación :

Seguimos rezaando esta novena a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, (abogada de las causas difíciles y desesperadas) orando por las personas que atraviezan dificultades personales o familiares. La oración no es magia, expresa nuestra confianza en Dios y constituye un diálogo reposado con Dios. Pidamos la solución de los problemas de quienes se sienten impotentes. Que Nuestra Señora interceda por nuestras familias. Que Dio nos escuche y nos fortalezca para que vivamos todos los momentos de nuestra existencia confiando en el infinito amor que Dios nos tiene y creyendo en él. Que Dios nos libre de todo mal.

Cada día publicaré las oraciones a meditar. Vivamos nuestra fe y confiemos en la promesa de Jesú­s : « No tengan miedo, sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo » Mt 28, 20.

Iniciemos consagrándonos al Corazón de Jesús :
Te saludamos admirable corazón de Jesús, te alabamos, te bendecimos, te glorificamos, te damos gracias, te ofrecemos nuestro corazón, te lo entregamos y consagramos. Recíbelo y poseelo entero. Purifícalo, ilumínalo y santifícalo, afín de que vivas y reines en él perpetuamente, amén.

Tercer día de la novena : A QUIEN SEGUISTE HASTA LA CRUZ. 

"De pie, junto a la cruz de Jesús, estaba su Madre". 
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, esta cor­ta frase evangélica nos revela el extraordinario misterio de amor que te unía a tu Hijo.
Por amor fuiste fiel hasta el final, Tú quisiste seguir a Jesús por el camino del Calvario, para estar junto a El mientras, clavado sobre la cruz, ofrecía su vida para salvación del mundo.        
¿Quién podría expresar las angustias de tu co­razón maternal en aquel momento trágico? Sin embargo, cuando todo parecía derrumbarse a tu alrededor, permaneciste de pie. Madre Admira­ble, en ti el amor es más fuerte que la muerte: en la noche de la prueba tu amor no vaciló. Ante el corazón herido de tu Hijo te conviertes plena­mente en "Nuestra Señora del Sagrado Corazón".      
Fue también por amor que Dios quiso tu pre­sencia al pie de la cruz. Al escogerte como Madre, te invitó igualmente a participar en su obra de salvación. Es verdad que Cristo es e] único Salva­dor y Mediador, y sólo El reconcilia al hombre con Dios.    
Acaso, ¿no convenía que, en la nueva crea­ción, la Nueva Eva estuviera presente al pie del árbol de la vida, asociada al Nuevo Adán, entre­gando con El, al Pueblo de la Nueva Alianza, los frutos de la gracia y del perdón?        
El Señor te escogió para que desempeñaras este papel único y, por eso, en ese momento so­lemne, te señaló como la mujer por excelencia, la Madre de todos los vivientes: "Mujer, he ahí a tu Hijo... ".  
Acuérdate, Nuestra Señora del Sagrado Cora­zón, que te convertiste en Madre Nuestra al pie de la Cruz! No te alejes de nosotros cuando su­frimos, Ayúdanos a mantener la confianza pase lo que pase. Ayúdanos a mantenernos fuertes y animados en la prueba para que aprendamos co­mo tú a "completar en nosotros lo que falta a la Pasión de Cristo, en pro de su Cuerpo que es la Iglesia" (Col, 1, 25).
Amén.

ORACIÓN
A NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN           

ACUÉRDATE, Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de las maravillas que Dios hizo en ti. Te escogió como Madre de su Hijo, a quien seguiste hasta la cruz. Te glorificó con El, escuchando con agrado tus plegarias por todos los hombres.        

Con más confianza en el amor del Señor y en tu intercesión, venimos contigo a las fuentes de su corazón, de donde brotan para la vida del mundo la esperanza y el perdón, la fidelidad y la salvación ...      

Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tú conoces nuestras necesidades: habla al Señor por nosotros y por todos los hombres. Ayúdanos a vivir en su amor; para eso, alcánzanos las gracias que le pedimos y las que nos son necesarias, Tu petición de Madre es poderosa: que Dios responda a nuestra esperanza,
Amén.          
NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN, RUEGA POR NOSOTROS


Para terminar recemos un Padre Nuestro y una ave María y luego pidamos la bendición de Dios : Que el Dios de la Vida nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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