EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 1 de febrero de 2015

LA AUTORIDAD DE JESUS

“El Evangelio de Hoy”: Mc 1, 21-28
Lectura del santo Evangelio según San Marcos:
Llego Jesús a Cafarnaúm y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús lo increpó: "Cállate y sal de él". El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió.

Todos se preguntaron estupefactos: "¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen". Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Jesús enseña con autoridad sin ser una autoridad de la religión de su pueblo. La gente se admira de su enseñanza y se hace muchas preguntas. Es como si nunca antes hubieran escuchado nada referente a ese Dios anunciado por Jesús. Jesús enseña con autoridad y su trabajo es efectivo. La misión de Jesús aporta alegría y salud. La gente le acoge y le obedece. Su autoridad se expresa en su servicio a los necesitados de salud física, mental y espiritual. Su acogida, su atención personalizada y su trato en general es capaz de sanar hasta a los que al principio se sienten desestabilizados por su enseñanza, como el poseido del evangelio de hoy.

La enseñanza de Jesús nos revela que Dios quiere que todos y todas se salven desde ya y para siempre. Jesús coloca la fuerza de su enseñanza en el amor y el servicio, en especial a los más pobres y vulnerables de toda sociedad. Jesús basó toda su autoridad en el carisma y no en el poder y toda su vida estuvo al servicio de la liberación y no de la opresión. Hoy estamos invitados a revisar nuestras actitudes al interior de la vida cristiana. ¿Qué es lo que enseñamos? ¿Cuál es la fuerza de nuestras comunidades, cuál es nuestra credibilidad?

La gente distingue entre la enseñanza de Jesús y la de los Escribas, entre el llamado al amor y el simple formalismo religioso que se contenta con repetir discursos aprendidos y vivir unos ritos privados de vida y de realidad. La práctica de Jesús muestra el caracter liberador de su palabra. Dios nos quiere libres para poder consagrarnos a los que se nos pide como colaboración a la llegada del Reino. Libres para vivir en fraternidad y hacer posible la justicia.

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