Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
viernes, 13 de febrero de 2015
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
“El Evangelio de Hoy”: Mc 7,31-37
Lectura del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón,
camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo
que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él,
apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la
saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
"Effetá", esto es: "Ábrete". Y al momento se le abrieron
los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les
mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia
lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: "Todo lo ha hecho
bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos." Palabra del Señor.
Reflexión
Volviendo a Galilea Jesús hace que un sordo y tartamudo comience a oír
con sus oídos y a hablar con su boca. Para la mentalidad de la época la sordera
y la mudez, probablemente de nacimiento, pertenecen al tipo de enfermedades
consideradas como castigo. Quien la sufre es visto como un pecador o hijo de
pecadores. Al abrirle los oídos y soltarle la lengua a este hombre Jesús le
devuelve la salud, deja de ser un enfermo. Pero además lo reintegra a la vida
social y reencuentra sus derechos
religiosos, así deja de ser un marginado.
Como comunidad abierta a la Palabra debe ser solidaria con quienes
sufren en su cuerpo y en la sociedad.El hambre, la enfermedad, la marginación y la explotación social son incompatibles
con la voluntad de vida de Dios. La Buena Noticia es la vida, el Evangelio de
Hoy es el cumplimiento de la promesa que encontramos en el libro del profeta
Isaías: El Señor despegará los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán,
saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará (Isaías 35,5-6).
¿A qué compromiso nos está llamando este evangelio? No podemos espiritualizar
demasiado el texto diciendo que el Señor nos abre nuestro espíritu y nos
permite hablar correctamente de Él, ni considerarnos sanadores milagrosos de
estas enfermedades. La actualización de este mensaje nos sensibilizaría a
confiar plenamente en Dios y pedirle la asistencia de su espíritu para poder
esperar de Él la salvación y disponernos a trabajar a favor de la salud
integral de su Creación, incluidos nosotros los seres humanos. Me parece que
podríamos impulsar iniciativas a favor del bienestar de los sordos, los mudos.
Pensemos en formas y fondos de inclusión en nuestra sociedad de
todas las personas a las que no les reconocemos su voz, sus opinines y sus derecho a decidir junto a los demas.
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