“El Evangelio de Hoy”: Mt 9,14-15
Lectura del santo evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a
Jesús, preguntándole: "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo
y, en cambio, tus discípulos no ayunan?" Jesús les dijo: "¿Es que
pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos?
Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán."
Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN.
Si queremos
avanzar en nuestro itinerario espiritual tendremos que ir poco a poco
liberándonos de las prácticas vacías de observancias religiosas y pasando a las
prácticas de fe. La Fe nos dice que el Dios de Jesús es el Dios de justicia y
de amor que vive la misericordia y la compasión sin condiciones ni demoras. La
auténtica religión, está ligada esta práctica de la justicia, es decir, a la
instauración del Reino de Dios. Este, es el termómetro que legitima la vivencia
religiosa. Hay prácticas y celebraciones religiosas en apariencia “buenas”,
pero que, por no estar impregnadas de esta justicia, distorsionan la relación
con Dios y desembocan en una religión egocéntrica y deshumanizante: “el día de
ayuno buscan su propio interés, y no hacen nada por sus hermanos y hermanas…
Si aspiramos a
vivir esta Cuaresma de manera verdadera tendremos que hacer el esfuerzo de
practicar aunque sea un poco de nuestra fe cada día para poder llegar a la
Vigilia Pascual con la decisión de vivir la resurrección con Jesús. La religión
verdadera nos saca de nosotros mismos, haciendo sentir como propias las
necesidades de los otros: “Este es el ayuno que yo quiero: abrir las prisiones
injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos,
partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que
ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne”. En la medida que nuestra práctica
de la religión se humaniza y se convierte en fraternidad y justicia, en esa
medida, experimentamos la presencia del novio con nosotros. No necesitamos
afligirnos sino buscar la alegría y la paz que nos aporta Jesús.
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