EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 11 de agosto de 2014

PERO RESUCITARÁ AL TERCER DÍA

“El Evangelio de Hoy”: Mt 17, 22-27

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo: "Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al tercer día". Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Contestó: "Sí". Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó "A los extraños". Jesús les dijo: "Entonces los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Al escuchar, por segunda vez, el anuncio de su pasión, muerte y resurrección, los discípulos se entristecen al no comprender por qué, siendo Jesús el Mesías, tiene que terminar siendo clavado en la cruz. No se trata de que Jesús busque el sufrimiento y la muerte. La realidad es que a quienes se salen de las prácticas conocidas y establecidas y comienzan a darles importancia a los pobres y marginados de la sociedad, se les acusa y elimina para que no arrastren consigo a otros segmentos de la población y causen problemas a los acomodados. Todavía hoy nos cuesta aceptar la muerte en cruz de Jesús, porque sabemos que él nos llama a seguir su ejemplo cargando nuestra propia cruz. Nos sentimos más a todo con el Jesús piadoso que no nos pide nada y todo nos lo da con su gran poder.

Jesús nos da ejemplo de ciudadano ejemplar pagando sus impuestos y enseñando a los suyos a hacer lo propio. Tenemos que seguir organizándonos para que los impuestos pagados por ciudadanos sean bien utilizados en la promoción y el crecimiento justo de todos y todas. Los seguidores de Jesús no estamos llamados a disfrutar de privilegios y favoritismos, sino a ser personas normales que compartimos la realidad de los otros buscando superar todo lo que nos resta dignidad y justicia. Sintámonos invitados por Jesús a valorar la entrega y la generosidad de unos a favor de otros y a hacer todos los esfuerzos necesarios para alcanzar una sociedad más justa y humana.

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