EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 7 de noviembre de 2013

HAY MÁS ALEGRÍA


 “El Evangelio de Hoy”: Lucas 15,1-10
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: "Ése acoge a los pecadores y come con ellos." Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicítenme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Les digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles "¡Felicítenme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Les digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta."  Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

El capítulo 15 del Evangelio de San Lucas nos revela el gran amor de Dios por cada persona en particular. Dios no se conforma con mucho, quiere ver y alegrarse con cada uno y cada una. Un amor gratuito y sin condiciones que se adelanta a nuestras reacciones y gestos. 


Ante la murmuración de los judíos,  Jesús aprovecha para decirnos cuál es la actitud de Dios y cuál debe ser la nuestra, frente a las personas que consideramos perdidas, pecadoras, extraviadas. Estas parábolas nos hablan de la iniciativa de Dios para buscar y salvar, y de la alegría de encontrarse con quien está lejos de su amor. ¿Qué ganamos con despreciar y marginar a quienes consideramos pecadores?
 

Para las comunidades cristianas y la Iglesia universal lo decisivo no es sobrevivir, sino servir y encontrar nuevos caminos para anunciar el evangelio. Jesús propone como ejemplo lo que un buen pastor hace por atender a una oveja perdida, o lo que una mujer, sencilla y pobre, hace por encontrar una moneda de poco valor, perdida entre otras nueve que puede tener seguras en su pañuelo.  Sigamos combatiendo el legalismo estéril de las religiones y fomentando la misericordia y la acogida como camino de acercamiento a Jesús.

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