EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 5 de noviembre de 2013

DE TODAS FORMAS, LA FIESTA VA


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 14,15-24
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!" Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a muncha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Vengan, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y les digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete." Palabra del Señor.
 
REFLEXIÓN
¿Sentimos nosotros la invitación de Jesús a participar en su propuesta de vida? ¿Qué importancia le damos a la vida espiritual o a la fe? ¿Cuáles son nuestras excusas frente a la invitación de Jesús a la realización, a la alegría plena y a la salvación?  La parábola que nos ofrece “El Evangelio de hoy” nos dice que todos han sido invitados al banquete del Reino de Dios, pero que son los pobres los más prestos y alegres para aceptar la invitación.
 
 El mensaje es claro para sus oyentes y para los cristianos de todos los tiempos: el proyecto de Jesús no excluye a nadie, todos están fraternalmente invitados; sin embargo, son muchos los que se autoexcluyen al rechazar o ignorar la invitación, priorizando intereses de bienestar económico y placeres efímeros y desviados.
 
 Nada está prohibido a los  seguidores de Jesús pero Él nos ofrece un ejemplo de vida, un modo de relación humana con los demás y con la creación que marca la diferencia y aporta la paz y la alegría duradera. Quienes practicamos una religión, espiritualidad o seguimiento de Jesús somos llamados a ser universales, abiertos y tolerantes; pero sobretodo, somos llamados a amar y servir sin buscar méritos ni creernos más que los demás. La oferta de Dios es gratuita.

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