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Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, el virrey
Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos
decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que
había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A
Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?"
Y tenía ganas de ver a Jesús. Palabra del Señor.
Reflexión
El pueblo de Dios está a la espera
del Mesías prometido de Dios que le salvaría de los dominios extranjeros y le
guiaría al estilo de a David, el paradigmático rey israelí que había marcado la
conciencia de su pueblo para siempre. En este contexto de espera del mesías se
mueve el evangelio de hoy. Herodes no
logra comprender quién es Jesús. Le asustan los rumores del pueblo en torno a
la llegada de un profeta que cambie la situación de dependencia de Israel,
porque él mismo había hecho asesinar al profeta Juan. Hoy hay muchos Herodes
empecinados en eliminar la vida y la esperanza de los pobres y del medio
ambiente, pero, al mismo tiempo, se sorprenden porque aun en los momentos más
difíciles, pequeñas comunidades, organizaciones o asociaciones mantienen viva
la luz del proyecto de Jesús. ¿Qué hacemos nosotros a favor de la vida? ¿Cuál
es nuestra esperanza y cómo la vivimos? Si bien nosotros creemos que ya el
enviado de Dios ha venido y permanece siempre con nosotros, también es verdad
que tenemos muchos obtáculos a superar para sentirnos realmente salvados por
Jesús el Mesías. Comencemos por responder de manera sincera a sus enseñanzas
sobre la fraternidad, la justicia y la convivencia en relaciones dignas entre
nosotros. Que nuestras actuaciones no estén ciegamente regidas por la sociedad
y sus corrientes y modas sino por la Palabra de Jesús y su vida. Amén
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 9,7-9
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