“El Evangelio de Hoy”: Lucas 9, 57-62
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo, mientras iban de camino
Jesús y sus discípulos, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas." Jesús
le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el
Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza."
A otro le dijo: "Sígueme." Él
respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le contestó:
"Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino
de Dios."
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor.
Pero déjame primero despedirme de mi familia." Jesús le contestó: "El
que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de
Dios." Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de Hoy nos
recuerda el llamado que Jesús nos hace a todos los humanos a vivir nuestra
existencia de manera consciente y
decidida. El Evangelio de San Lucas se desarrolla en una especie de viaje desde
Galilea hasta Jerusalén y desde Jerusalén hasta nuestros días y la eternidad.
El seguimiento de Jesús en ‘el camino’ ocupa un lugar central en este
evangelio. Esta experiencia es un nuevo éxodo, que lleva a los seguidores de
Jesús a vivir su existencia de una manera totalmente nueva e imprevista, al
estilo del Maestro. Es así como se tiene la experiencia de una vida acompañada
y del Dios cercano que Jesús nos revela.
Todo debe partir de un encuentro personal con
Cristo que nos lleve a seguirlo llenos de confianza en su Buena Noticia. Si
antes de encontrarse con Jesús la mayoría sus seguidores colocaban en primer
lugar la búsqueda de las normales seguridades de vivienda, posesiones o lazos
afectivos, luego del llamado se encuentran ante un mundo nuevo que sigue otras
reglas y procedimientos. El primero que se ofrece a seguir a Jesús recibe como
respuesta un desafío: ¿eres capaz de vivir sin buscar las seguridades
elementales, representadas en el mundo animal por las madrigueras y los nidos,
y en el mundo humano por las casas? El segundo recibe un llamado, pero pone una
condición; debe esperar a que su padre fallezca y así recibir una herencia;
pero Jesús le recuerda que el evangelio no tiene espera. El tercero es aún más
sorprendente, pues lo compara con un campesino que para arar sabe que siempre
debe mirar el surco que está roturando; si mira para atrás, pierde de vista su
objetivo y su duro trabajo. De manera que hay que mirar confiadamente hacia
adelante y continuar.
Hoy es urgente para
nosotros poder centrarnos en Jesús y en su propuesta de vida. Todas las experiencias
que nuestra sociedad y nuestra Iglesia han ensayado lejos de la propuesta viva
de Cristo han hundido en el dolor y el sufrimiento a millones de personas. Como
cristianos tenemos la tarea de despojarnos de todos los obstáculos que nosotros
mismos interponemos para seguir a Jesús. Dejémonos llenar del Espíritu de Dios
para poder vivir nuestra misión de seguidores de Jesús en espíritu y verdad.
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